Para los jóvenes de la Iglesia de Dios, es un poco difícil dar buenas nuevas a los amigos conocidos, profesores, o hasta la misma familia; por eso preferimos dejárselos a los adultos; sin embargo es igual de importante que tanto adultos como jóvenes demos buenas nuevas. “Porque ésta es la voluntad de Dios; que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres vanos.” 1 Pedro 2:15
Lo primero que debemos considerar es la imagen que tenemos ante los demás, primordialmente ante Dios, recordemos que nuestra conducta y nuestras obras hablan de lo que somos y hemos aprendido en nuestra carrera cristiana. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:16
Después recordar lo importante que es compartir con los demás las buenas nuevas como un plan divino de salvación. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16
Debemos interesarnos en lo que nos quiere platicar la gente. Es un buen comienzo y es muy probable que a partir de ahí, podamos iniciar el tema de la palabra de Dios, siendo respetuosos con sus opiniones y manera de pensar. Recordemos que no se trata de imponer, sino de fomentar el interés. “Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros.” Lucas 6:31
Entre los jóvenes, existen notablemente temas en los que posiblemente existan dudas, preguntas o inquietudes; como Hijos de Dios podemos ayudar, platicando con ellos las maravillas que Dios nos ha mostrado desde que lo conocemos, además de pedirle a Dios que nos ayude a dar una certera respuesta a lo que otros jóvenes, les interesa o les preocupa. “Y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Efesios 3:19
En muchas ocasiones los jóvenes prefieren platicar con los de su edad, en vez de hacerlo con su propia familia, ésa es una ventaja que debemos aprovechar, sin embargo, no por ello dejar de lado la importancia de su familia y la comunicación de forma natural como existe entre jóvenes de la Iglesia.
Es importante que en las pláticas que tenemos con nuestros amigos, conocidos o familiares nunca nos olvidemos de nuestro compromiso con Dios. Se requiere escuchar nuestro interior, que es el que nos da la fuerza para hablar de lo importante, de cómo ha cambiado nuestras vidas: de Dios. “Diciendo yo al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, más su sangre yo la demandaré de tu mano.” Ezequiel 33:8. Otro punto no menos importante responde a la pregunta acerca de, ¿cuantos de nosotros planeamos a la semana o al mes visitar algún amigo, conocido o familiar para darle las buenas nuevas?
Por eso es primordial darle un tiempo al objetivo de predicar la Palabra, ya que es el fundamento de nuestras vidas cristianas. “Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura.” Marcos 16:15
Jóvenes de la Iglesia de Dios, los invito a dar buenas nuevas siempre que esté a su alcancé compartir; hablar del verdadero propósito de nuestro Señor y de su voluntad. “Sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no á los hombres;” Efesios 6:7
Evangelio proviene del griego e., que se refiere al término “bien,” y a..., que significa “mensaje.” En conjunto quiere decir “buena noticia,” la cual es para todo aquél que acepta la gracia de Dios por medio de su Hijo Jesucristo, una primicia que aún permanece por la voluntad del Padre para los que aceptan el llamado con valentía y humildad.
Es hora de llevar a toda persona el evangelio por el cual hemos sido transformados a través de la predicación, de la exhortación a tiempo y a destiempo, velando en todo y soportando las aflicciones con el fin de hacer la obra de evangelista, tal como lo dijo Pablo en 2ª de Timoteo 4:2,5.
Esperanza Torres Pérez
Amecameca, Estado de México
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