“Por cuanto permanecéis fundados y firmes en la fe, sin ser removidos de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual ha sido predicado en toda la creación debajo del cielo…” Colosenses 1:23
En un mundo como el nuestro donde el progreso tecnológico ha hecho que el estilo de vida de la humanidad cambie, donde la evolución mental ha llegado a un punto extremo. Podríamos pensar que solo delante de nosotros hay felicidad, futuros prósperos y plenitud en todos los sentidos. Sin embargo, no sucede así, cuando el mundo goza de una apertura sin igual, donde hay derecho de cuestionarse todas las cosas que vemos o practicamos, no hay más que solo un común denominador en el grueso de la población y este es la desesperanza.
Cuando alguien tiene esperanza no importa lo que suceda, sino que por el contrario, sirve como motivación para poder ir adelante hasta donde la meta esta esperando a que lleguemos y crucemos por ella, pero ¿Cómo tener esperanza?
Es una pregunta simple y compleja a la vez, si miramos a nuestro alrededor veremos como existen situaciones que aquejan a todo el orbe. Pobreza, violencia, desintegración social-familiar y muerte. Sin duda muestras de las malas decisiones de la humanidad al ubicar entre sus prioridades el poderío sobre los demás, sin medir consecuencias en todos los plazos marcados.
Uno de los primeros cuestionamientos que podemos hacer es ¿Cómo llegamos a este punto? Dios siendo todo poderoso coronó la creación con el hombre, haciendo recaer en él la potestad de juzgar la tierra demostrando su raciocinio. Tiempo después la desobediencia se constituyó como el inicio de una gran lista de pecados de esta nuestra raza, mismos pecados que han hecho que el mundo sea como es, “He Aquí, que, solamente he hallado esto: que Dios hizo al Hombre recto, mas ellos buscaron muchas cuentas.” Eclesiastés 7:29.
Sin embargo, más que el origen que desde luego es importante, podemos concentrarnos en la solución, si en este mundo solo nos preocupamos por hoy, es decir por qué comer, qué vestir o dónde dormir, somos poco visionarios. La manutención es vital pero no lo es todo, ¿Qué hay de la esperanza eterna?
Sí, existe una esperanza que no es terrena y por lo tanto no hay en ella corrupción humana. Gracias al Amor de Dios expresado al enviar a su hijo a morir en la cruz del calvario por toda la humanidad, existe una esperanza y radica en aceptar a Cristo como nuestro salvador.
La muerte de Cristo ha dado una esperanza al mundo, porque existe algo más que el afanarnos en el quehacer cotidiano, porque la esperanza es una expresión que nos lleva a la salvación y a una oportunidad de vida eterna.
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10:10
La venida y muerte del Señor Jesús derribó una pared que dividía la promesa dada al pueblo de Israel y al resto de las naciones, pero gracias a la redención de su sangre ya no hay mas distinción, la pared esta eliminada y nada hay que nos impida acceder a esta oportunidad.
“Por eso, ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra, sino que ahora comparten con el pueblo santo los mismos derechos, y son miembros de la familia de Dios.” Efesios 2:19.
Tal parece que la esperanza en Dios solo se traduce en una idea profética de la cual no hay argumento real, sin embargo tiene que ver también con la vida del día a día. En un país donde el conteo de muertos, secuestros y violencia es de lo más cotidiano, tener la protección de Dios es la mayor bendición que cualquiera puede poseer. “El Ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende.” Salmo 34:7
Hay quien piensa que creer en un Dios todo poderoso es muestra de lo infelices que somos en esta tierra, por el contrario, el Señor Jesús nos da una visión distinta de las cosas, no importa si hay maldad, peligro o dolor; no importa si nos quedamos solos ante el mundo…porque el poder de Dios es mayor que todo lo anterior. “Aunque mi Padre y mi madre me dejaran Jehová con todo me recogerá.” Salmo 27:10.
Todo estriba en una decisión personal al contestar una pregunta, ¿Quiero a Dios en mi vida? y si la respuesta es afirmativa, lo subsecuente es producto del convencimiento, en el poder del creador y en el reconocimiento de su Hijo, como nuestro único y suficiente salvador, “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Hechos 4:12
Hace muchos años existieron tres hombres de origen hebreo que vivieron en cautiverio en Babilonia, sus nombres eran Ananías, Misael y Azarías, cuando la orden del Rey era que todo el pueblo doblara sus rodillas frente a una estatua gigantesca, estos tres personajes se rehusaron a hacerlo, cumpliendo así con la ley de Dios, donde sus preceptos iníciales, marcan el no tener ningún tipo de dios ajeno. Como castigo por no cumplir con el designio de este Rey idólatra, fueron condenados a entrar a un horno de Fuego, donde serían asesinados al calor de ese artefacto, en ningún momento se negaron al castigo y estaban seguros que Dios sería con Ellos.
Esto es esperanza y en respuesta a la seguridad que tuvieron los muchachos, el horno fue calentado siete veces más que lo habitual, cosa que no menguó su fe. “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” Daniel 3:17-18. En estas palabras la Fe en Dios estaba clara, no importaba morir en el calor extremo de este horno, porque seguros estaban que Dios sería con ellos y aunque murieran quemados, sabían que había algo más, una Vida Eterna, reservada para quienes cumplan la voluntad de Dios.
Ahora la oportunidad esta en nuestras manos, vivir sin preocupaciones de lo que sucede a nuestro alrededor, vivir sabiendo que no importa que al lado nuestro, solo esté un mundo de maldad y sin futuro, donde los pronósticos auguran una destrucción en corto tiempo.
Hay un Dios que ama al mundo, que cuida de los suyos, que tiene una corona especial, para quienes ganen el derecho de ser sus hijos y reciban su gracia.
El Apóstol Pablo nos enseña una reflexión, él quien vivió en una época en la que la problemática mundial, era menor a la nuestra, enseñó lo siguiente: “Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.” Romanos 12:12. Disfrutemos la oportunidad que Dios nos da, tomémosla entre nuestras manos, hagamos que se traduzca en hechos reales y cada día notaremos que Dios está en nuestras Vidas, que Jesucristo es ahora nuestro salvador, y luchemos cada minuto porque algún día haya en nosotros la gloria de la vida eterna.
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Romanos 15:13
Obrero Arturo Orozco Linarez
El Salado Estado. De México
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