Tijuana BC
Cuando analizamos las Sagradas Escrituras nos damos cuenta que nos encontramos con la voluntad de Dios, pero a veces cuando hacemos el análisis no nos gusta la voluntad divina, ya que es contraría o diferente a la voluntad nuestra y forma de pensar, y en ocasiones, optamos por no regirnos como Dios nos ordena y actuamos conforme a nuestra voluntad, forma de creer y pensar y esto no es conveniente.
Ahora, en la voluntad divina encontramos, mandamientos y prohibiciones, tales cosas con su consecuencia. En este tiempo tan contaminado espiritualmente hablando, que escrito está que la falsedad vendría, y que a la Escritura Santa mucho la llaman, difícil y dura de seguir, y que al hombre o mujer que en verdad trata de seguirla y apegarse a ella lo llaman exagerado y fanático; es impresionante esta forma de pensar y de excusarse de muchos, en esto no hay justicia.
Lo que está pasando es que no queremos sujetarnos a los mandamientos divinos lo cual es desobediencia a Dios, pecado y consecuentemente la muerte segunda. Tan grave es esta situación que parece que aún no lo supiéramos. La idea que se tiene de los mandatos santos y prohibiciones, es a un Dios que pide imposibles, a veces se dice a viva voz, y en otras se demuestra con las decisiones y actuaciones, obras que dicen lo mismo. Cuando nos encontramos con un mandato y prohibición y se analiza y se estudia, no se hace con la debida razón y conciencia, primeramente resalta la idea y creencia propia, y aun viendo que la palabra de Dios dice “NO,” que es lo que a continuación se dice: ¡¿PERO, PORQUE NO?! Y se sigue diciendo: A MI ME PARECE QUE NO ESTA TAN MAL.
Ejemplos hay muchos. Solo por mencionar: la vestimenta decente, la cual debe lucir el santo de Dios, que muchos dicen, hace frio, hace calor, me incomoda, no me queda, es anticuado, no es la moda, etc. Por tal motivo la decisión final es, que nos vestimos con lo que queremos usar y como mejor nos parezca. Otros serían: el maquillaje, el adorno vano exterior o material, “algunas” celebraciones mundanas, las palabras que usamos para comunicarnos, la música mundana, etc., todo esto creyendo que no es “TAN MALO” ó “QUE TANTO ES TANTITO.” Y eso no es todo, para defender nuestra posición, como Satanás, utilizamos la misma Palabra (Mateo 4:6) diciendo: a ver dónde dice, “SI” ó qué “NO” debo hacer o usar tal cosa. Queriendo encontrar una exactitud y con palabras claras que a veces la Escritura no muestra de esa manera que quisiéramos, ya que hay cosas que por naturaleza y razón y conocimiento debemos analizar, evaluar y saber si son convenientes o no. (1 Tesalonicenses 5:21) “Según su antojo busca el que se desvía”
Aun hay más, también pensamos y decimos de la siguiente manera: “ya sé que esta mal y que esta prohibido, pero un poquito nada mas, no creo que me afecte, al fin y al cabo nadie puede abstenerse y ser obediente totalmente.” Gran error, y excusa injustificable, que acaso no sabemos que un poco de levadura leuda toda la masa (Gálatas 5:9), o que un miembro pequeño de nuestro cuerpo es capaz de matar con una sola palabra (Santiago 3:5), creo que no ignoramos esto, ah, pues ese poquito o tantito, que creemos que no nos hará nada es capaz de retirarnos de la promesa divina.
Todo esto no tiene otro inicio mas que el de nuestra desobediencia la cual, no nos da amor pero sí odio, no nos da esperanza pero sí desilusión, no nos da fe pero sí duda e inseguridad, no nos hace sabios pero sí insensatos y fatuos.
Cuando analizamos las Sagradas Escrituras nos damos cuenta que nos encontramos con la voluntad de Dios, pero a veces cuando hacemos el análisis no nos gusta la voluntad divina, ya que es contraría o diferente a la voluntad nuestra y forma de pensar, y en ocasiones, optamos por no regirnos como Dios nos ordena y actuamos conforme a nuestra voluntad, forma de creer y pensar y esto no es conveniente.
Ahora, en la voluntad divina encontramos, mandamientos y prohibiciones, tales cosas con su consecuencia. En este tiempo tan contaminado espiritualmente hablando, que escrito está que la falsedad vendría, y que a la Escritura Santa mucho la llaman, difícil y dura de seguir, y que al hombre o mujer que en verdad trata de seguirla y apegarse a ella lo llaman exagerado y fanático; es impresionante esta forma de pensar y de excusarse de muchos, en esto no hay justicia.
Lo que está pasando es que no queremos sujetarnos a los mandamientos divinos lo cual es desobediencia a Dios, pecado y consecuentemente la muerte segunda. Tan grave es esta situación que parece que aún no lo supiéramos. La idea que se tiene de los mandatos santos y prohibiciones, es a un Dios que pide imposibles, a veces se dice a viva voz, y en otras se demuestra con las decisiones y actuaciones, obras que dicen lo mismo. Cuando nos encontramos con un mandato y prohibición y se analiza y se estudia, no se hace con la debida razón y conciencia, primeramente resalta la idea y creencia propia, y aun viendo que la palabra de Dios dice “NO,” que es lo que a continuación se dice: ¡¿PERO, PORQUE NO?! Y se sigue diciendo: A MI ME PARECE QUE NO ESTA TAN MAL.
Ejemplos hay muchos. Solo por mencionar: la vestimenta decente, la cual debe lucir el santo de Dios, que muchos dicen, hace frio, hace calor, me incomoda, no me queda, es anticuado, no es la moda, etc. Por tal motivo la decisión final es, que nos vestimos con lo que queremos usar y como mejor nos parezca. Otros serían: el maquillaje, el adorno vano exterior o material, “algunas” celebraciones mundanas, las palabras que usamos para comunicarnos, la música mundana, etc., todo esto creyendo que no es “TAN MALO” ó “QUE TANTO ES TANTITO.” Y eso no es todo, para defender nuestra posición, como Satanás, utilizamos la misma Palabra (Mateo 4:6) diciendo: a ver dónde dice, “SI” ó qué “NO” debo hacer o usar tal cosa. Queriendo encontrar una exactitud y con palabras claras que a veces la Escritura no muestra de esa manera que quisiéramos, ya que hay cosas que por naturaleza y razón y conocimiento debemos analizar, evaluar y saber si son convenientes o no. (1 Tesalonicenses 5:21) “Según su antojo busca el que se desvía”
Aun hay más, también pensamos y decimos de la siguiente manera: “ya sé que esta mal y que esta prohibido, pero un poquito nada mas, no creo que me afecte, al fin y al cabo nadie puede abstenerse y ser obediente totalmente.” Gran error, y excusa injustificable, que acaso no sabemos que un poco de levadura leuda toda la masa (Gálatas 5:9), o que un miembro pequeño de nuestro cuerpo es capaz de matar con una sola palabra (Santiago 3:5), creo que no ignoramos esto, ah, pues ese poquito o tantito, que creemos que no nos hará nada es capaz de retirarnos de la promesa divina.
Todo esto no tiene otro inicio mas que el de nuestra desobediencia la cual, no nos da amor pero sí odio, no nos da esperanza pero sí desilusión, no nos da fe pero sí duda e inseguridad, no nos hace sabios pero sí insensatos y fatuos.
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