La disciplina de Cristo

“Y no había en todo Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón; desde la planta de su pie hasta su coronilla no había en el defecto.”

Con estas palabras describe 2º Samuel 14:25 al notable hijo de David, por el cual hasta el mismo rey mostraba una marcada predilección muy, pero muy por encima del resto de sus hijos.

Cuando leemos los capítulos 15 hasta el 19 de este mismo libro bíblico, que nos describen la sublevación, traición y muerte de este mancebo hijo del segundo rey de Israel, estos nos arrojan luz acerca de lo seductor y peligroso que puede resultar para un hombre joven, codiciar el poder y su dominio a cualquier costo; y las consecuencias que sus equivocadas acciones pueden arrojar cuando no se esta preparado para ello ó cuando todas las señales terrenas indican que esta decisión no viene de lo alto.
La historia de Absalón, es el ejemplo claro de cómo la apariencia física es la mayoría de las veces engañosa, e influyó en aquel entonces en el pueblo de Israel para que el hermano de Tamar fortaleciera un liderazgo y “se hiciera de carros y caballos y cincuenta hombres que corriesen delante de el.” 2º Samuel 15:1

Este mismo capitulo 15 pero ahora en sus versículos 1-6 nos revela también que el interior de este varón no coincidía con su belleza exterior, ya que de manera astuta, inteligente, pero malignamente perversa, “robaba Absalón el corazón de los de Israel” con una sola, clara y precisa intención: acceder al poder y control del pueblo.

La Biblia registra que la actitud imprudente y ambiciosa de este inexperto joven, tuvo un alto costo en vidas humanas con factura y costo (por supuesto) al pueblo de Israel.

Afortunadamente para nosotros, nuestro Señor Jesucristo dejo acertadas enseñanzas desde hace aproximadamente 2000 años que se hizo carne en la tierra, en el sentido de que él es el pastor de las ovejas siempre entra por la puerta, es decir, por medio de él. O dicho en otras palabras con el orden y la disciplina que implica servir e imitar a Cristo.

El pastor pues o el líder espiritual de la Iglesia no es, ni el hermoso de parecer ni el que habla más bonito; o pudiera parecer más inteligente. Si no por el contrario “porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es el mas Grande.” Lucas 9:48, según nos enseño nuestro único maestro Jesús.

Concluiríamos pues que aun bajo nuestra condición de jóvenes debemos siempre considerar la recompensa perfecta de no dejarnos engañar, “siendo mansos como las palomas, pero astutos como las serpientes,” y podamos identificar (en su caso) si algún actual Absalón, bajo un disfraz de redentor o caudillo, nos pretende alejar de la humilde, pero perfecta “Disciplina de Cristo.”

Hno. David Alcalá
Chilpancingo, Gro.

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