El pregón de salvación

Desde hace muchos años atrás he mirado que la gente se preocupa por vivir la vida sin Dios.

Muchas personas al hablarles de Dios hacen caso omiso, están perdidos en su propio mundo.

Pero también es cierto que la iglesia de Dios no ha proclamado el evangelio con la fuerza debida, está cohibida a divulgar una gran verdad que ha sido puesta en sus manos. Evadiendo a si la responsabilidad de dar a conocer esa luz del evangelio, acercando así claridad a los que viven en la oscuridad. Entonces la iglesia debe ser como un faro que alumbra en la noche para guiar al perdido hacia él, a fin de alcanzar la salvación.

Día tras día muere infinidad de seres humanos sin la esperanza de la vida eterna, cada vez son más altos los índices de violencia en nuestro mundo y cada vez impera la inseguridad.

Esto no puede pasar desapercibido por los hijos de Dios, ya que es algo que es manifiesto, sin embargo hace falta predicar la palabra de Dios con más fuerza, con más dedicación. Ya no podemos seguir expectantes mirando como empeora y se torna más hostil nuestro alrededor, y hacer como si no pasa nada.

Creo firmemente y estoy convencido que nos toca luchar contra el enemigo, frente a frente, cara a cara para arrebatar del fuego eterno al impío y hacerlo tornar al camino de luz y salvación.

No debemos permanecer con los brazos cruzados, mirando como la gente se torna más violenta, como si no tuvieran oportunidad de mejorar su conducta, es tiempo de trabajar llevando esa hermosa palabra llena de vida y de esperanza, sembrar la simiente que germina la paz en el corazón del que esta angustiado, amor donde hay odio, felicidad donde hay tristeza.

Debemos vestir de la armadura de Dios y pelear sin tregua, aprovechando cada espacio para predicar, debemos ocupar más tiempo para la oración ya que a través de ella podemos alcanzar cumplir con nuestra obligación impuesta.

Prediquemos a tiempo y fuera de tiempo, dejemos la pereza y sumemos en la obra de Dios.

Recuerde que un día alguien le llevo el mensaje que ha cambiado su ser, y ayer que vivía sin paz hoy tiene paz.

Publique entonces lo que Dios ha hecho por usted, pregonen con voz fuerte el mensaje de paz, de amor.

Dios permita que los que le escuchen cambian como usted cambio.

Amen

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