El hombre por naturaleza, como ser vivo, tiene movimiento, acciona y reacciona, actúa. Esto para que nos demos la idea de que el hombre (cuerpo-mente) en ningún momento esta quieto, es decir inerte (sin movimiento), sino que, siempre está en movimiento. Segundo a segundo se mantiene en constante actividad física y mental, o sea, funcionando.
Ahora, sabemos que nuestros sentidos y miembros trabajan sin cesar a como nosotros queremos que lo hagan, en nuestras necesidades y deseos, he aquí lo interesante e importante. Con esto constituimos nuestra forma de actuar y de ser.
Cuando nos preguntan o queremos decir el porque del comportamiento y forma de ser de una persona o nuestro, a veces culpamos mucho a muchas cosas; como por ejemplo a nuestra infancia, a nuestra educación, al medio que nos rodea, etc. Creo que hay razón pero no excusa, para que digamos con palabras conformistas ASI SOY YO Y NO CAMBIARE, para así seguir actuando como queramos.
Por tal motivo y como hemos visto, el hombre, no puede dejar y siente la necesidad de estar haciendo algo siempre. Claro es porque tenemos vida; esto es lo importante: ¿Qué hacemos en nuestro tiempo y vida? Algunos dirán con razón: yo estudio, otros, yo trabajo y algunos otros, yo estudio y además trabajo, lo cierto es que no podemos ni debemos dejar de hacer estas cosas necesarias en nuestra vida y además sin dejar de hacer las otras, o sea, las cosas de Dios (Mateo 22:21, 23:23 ultimas partes), y el consejo es: No hagas lo malo y apártate de toda especie de mal (1 Tesalonicenses 5:22), no apagues el espíritu (1 Tesalonicenses 5:19), ni le des lugar al diablo (Santiago 4:7), haz el bien en todo tiempo y momento, o sea, MANTENTE OCUPADO en las cosas de Dios, obedeciendo sus mandamientos, ya que si no estamos manteniéndonos en las cosas santas entonces estamos haciendo las cosas contrarias que son maldad.
Esto es porque somos inquietos y nuestro tiempo y vida esta siendo utilizada solamente para hacer vanos tesoros, vana gloria, vanas obras. No despreciemos nuestra oportunidad que Dios en Jesucristo, por su gracia y amor nos la ha dado, ya que no hay otra.
Paúl Duarte
Tijuana BCN
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