Naturaleza de La Muerte de Cristo

“Mas él les dice: ¿por qué estáis turbados y suben pensamientos a vuestro corazón?” Lucas 24:38 
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad si son de Dios...” 1° Juan 4:1

Dificultades teológicas irreconciliables con la verdad, sobre la muerte de Cristo Jesús, han hecho tropezar y caer en el error a quienes tocan con sus doctrinas los extremos ideológicos nacidos de hipótesis, que han intentado alcanzar la verdad sobre la naturaleza divina o Humana del Hijo de Dios. 

EL EXTREMISMO DOGMÁTICO 

En un extremo se encuentra la posición más favorecida y común, que sustenta la dogmática y errónea teoría de "La Santísima Trinidad", como lo quieren explicar, la realidad de la divinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Quienes sustentan este extremismo dogmático creen que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un mismo y único Dios. 

Para ellos, es lógicamente inconcebible, por causa del error nacido desde el Concilio Niceano en el año 325 D. C:, que Cristo murió íntegramente, ya que esto significaría la muerte del Dios que no puede morir, sin que toda su obra, el universo mismo deje de ser. 

Se desprende entonces de ellos, la idea de la muerte de Cristo solo como persona, pero imposible como Dios, de lo cual se concluye que Cristo no murió verdaderamente, pues murió la mitad de su naturaleza humana, y si murió a medias la redención quedó inconclusa y no se efectuó, pues el aspecto puramente humano de Jesús, es incapaz de lograrnos la salvación por el mismo hecho, según ellos. 

UN EXTREMO OPUESTO 

En el extremo opuesto gravita la idea que niega la naturaleza divina de Cristo en "los días de su carne", pues se aduce que él se despojó de su gloria para venir a ser hombre solamente. Como si la divinidad fuera una prenda de la cual él podría desprenderse y guardarla en algún secreto lugar a fin de volver a usarla en un tiempo posterior; para estos, Jesús fue solamente un ser humano, un hombre, una persona que alcanzó la categoría de víctima, gracias a su obediencia, santidad y sufrimientos, cosas que le calificaron para poder ofrendar su cuerpo, su sangre por la redención de los pecadores, pero que en su sacrificio, nada divino podría ofrecer, puesto que no era Dios, sino Hombre. 

“Ahora hablas claramente y ningún proverbio dices; Ahora entendemos que sabes todas las cosas y no necesitas que nadie te pregunte. En esto creemos que has salido de Dios” Juan 16:29,30

“...al cual Dios ha resucitado de los muertos; de lo que nosotros somos testigos” Hechos 3:15

“...porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el salvador del mundo” Juan 4:42

DONDE LOS EXTREMOS SE TOCAN 

Estas interpretaciones a pesar de partir de extremos diametralmente opuestos, llegan al punto en que forman un vértice de convergencia, pues si bien el uno sustenta la idea de que Cristo es el único y absoluto Dios, y el otro concluye que Cristo es nada más hombre; ambos llegan a la conclusión de que, el Sacrificio que él realizó, por la raza Adámica caída, fue sólo de naturaleza humana y no divina. 

UN DEBER 

Estas ideas heréticas poco importarían, si no envolvieran en su seno mortal a millones de personas que las creen a priori, sin pensar en lo que tales doctrinas implican contra su salvación. Esto se escribe entonces para las personas que aman y creen que sólo la verdad de Dios trae salvación. Nosotros creemos que Dios nos impulsa a presentar su verdad, porque él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. (1a. Tim. 2:4). 

EXÉGESIS 

Cuatro cosas deben ser tomadas en cuenta, si se desea encontrar la verdad respecto a la naturaleza de Cristo Jesús. 

1. Sólo la Biblia contiene la verdad de Dios (Juan. 17:17) 

2. Él nunca tuvo por usurpación ser igual a Dios (Filipenses. 2:6). 

3. Sin embargo él ha actuado en forma de Dios. (Filipenses 2:6; Juan. 1:1) 

4. "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos” Hebreos 13:8. 

De esto se desprende que: La palabra de Dios declara, que Cristo se ha presentado como Dios y siempre sujeto a la voluntad del Padre y reconociéndolo como superior, pero que en su naturaleza Divina, como Hijo de Dios, es inmutable. 

“...Habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción” Hechos 2:31

PUNTO DE PARTIDA 

Empecemos por mirar en qué carácter envió Dios a Jesús para salvar al mundo; ¿cómo hombre o cómo su Hijo? 

Primero: Sobre esto tenemos la contundente declaración de Dios: "Este es mi Hijo amado". Mateo. 3:17, 17:5, 2a. Pedro 1:17. 

Segundo: Su declaración personal bajo riesgo de muerte. Mateo 26:63,64; Marcos 14:6162. 

Tercero: La revelación a sus discípulos y su interés porque lo conocieran como tal, lo cual produjo la inspirada declaración de Pedro: "TU ERES EL CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE" Mateo 16:13-17. 

Cuarto: La revelación del Espíritu Santo a los apóstoles. Juan escribió: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo UNIGÉNITO” Juan 3:16. "Empero sabemos que EL HIJO DE DIOS ES VENIDO” 1a. Juan. 5:20; Marcos 1:1; Lucas 1:32,35; Juan 1:34-49. 

“Pero hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos doctores, que introducirán encubiertamente herejías de perdición, y negarán al Señor que los rescató” 2° Pedro 2:1

“y esperar a su Hijo de los cielos, al cual resucitó de los muertos; a Jesús, el cual nos libró de la ira que ha de venir” 1° Tesalonicenses 1:10

Quinto: El reconocimiento declarado de los demonios. Mateo 8:28,29 y Lucas 8:28. Y qué mejor epílogo sobre esto, que la declaración de Juan en su primera carta: "Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo para ser Salvador del mundo; cualquiera que confesare que Jesús es el Hijo de Dios, Dios está en él, y él en Dios” la. Juan. 4:14,15. 

JESUCRISTO DIOS 

Él vino en nombre del Padre (Juan 5:43) y por el Padre fue dotado de: Autoridad, Potestad (Mateo 28:18), y Gloria (Juan 1:14 y 2:11, 2a. Corintios 4:4). Poderes omnímodos y señorío absoluto (Mateo 11:27; Lucas 10:22. Colosenses 1:1619), Majestad (2a. Pedro 1:16,17), y Sabiduría (Marcos 6:2; 1a. Corintios 1:24, Juan 12:49). De su condición de Hijo Unigénito, engendrado de Dios, se deriva su naturaleza Divina, por lo cual Dios le entrega toda plenitud y él realiza la Creación de lo visible e invisible; inclusive nos hace a nosotros, los hombres y a todos los seres. Aun hoy, mantiene y sustenta con ese poder todas las cosas. 

Nadie mejor entonces que él para ser el Vicario perfecto de Dios Padre. Tan perfecto y Divino, como representante y delegado, que pudo decir: "El que me ha visto a mi ha visto al Padre" Juan 14:9 “Pues él es la imagen del Dios invisible” Colosenses 1:15; y vino para revelamos a Dios (Juan 1:18). Fue de tal grado la plenitud de Dios sobre él, que nada, ni aún sus atributos personales le negó, por lo cual pudo decirse: "Dios ha sido manifestado en carne; ha sido justificado con el Espíritu, ha sido visto de los ángeles; ha sido predicado a los gentiles; ha sido creído en el mundo: ha sido recibido en gloria” 1° Timoteo 3:16. Y toda la divinidad y plenitud habitó en Cristo cuando fue hecho semejante a los hombres. "Porque en él habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente" Colosenses 2:9. 

Pues el verbo que desde el principio “era Dios” (Juan 1:1), no se despojó de su naturaleza Divina en ningún momento, sino que: "Aquel verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria. Gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" Juan 1:14. Pues él fue verbo divino en el principio (Juan 1:1), lo que fue entre los hombres (la Juan 1:1-2) y lo que será por siempre (Apocalipsis 19:13). Porque él es “...el mismo ayer y hoy y por los siglos". Hebreos 13:8. 

“Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos ya no muere; la muerte no se enseñoreará más de él” Romanos 6:9

“El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios. Sin embargo, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a hombres. Y hallado en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filipenses 2:6-8

Por todo esto, y mil razones más, él fue y es nuestro Dios. Aunque no el Dios absoluto, porque él mismo declaró "Mi Padre mayor es que yo" Juan 14:28. Y en el sentido estricto, nosotros no tenemos más que un Dios (1° Corintios 8:6) Este es el Dios, absoluto, increado, inmortal, de quien es todo, aún el mismo Cristo, el Dios invisible, incognoscible a quien llamamos Dios Padre. "Que habita en luz inaccesible a quien ninguno de los hombres ha visto, ni puede ver" 1° Timoteo 6:16. Juan 4:24, 1° Timoteo 1:17; Job 36:26; Job 11:7-9. 

“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejercito de ellos por el espíritu de su boca” Salmo 33:6

Jesucristo es entonces un Dios originado de Dios (Salmo 2:7; Hebreos 1:5; Hechos 13:33), en este sentido, él es el unigénito Hijo de Dios y por tanto su naturaleza es Divina. Para nosotros es Dios por cuanto nos creó e hizo todas las cosas (Juan 1:3). Porque es la misma imagen de la sustancia de Dios y el resplandor de su gloria (Hebreos 1:3). Porque él ha sido colocado sobre todo principado, y potestad y potencia, y señorío, y todo nombre que se nombra, “...no sólo en este siglo, más aún en el venidero" Efesios 1:21. "Porque a él están sujetos aún los ángeles y las potestades y virtudes" 1° Pedro 3:22. "Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están aun en los cielos y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra” Filipenses 2:10. Porque toda la plenitud le fue dada para que se le honrase como a Dios, “...Para que todos honren al Hijo como honran al Padre que le envió” Juan 5:22-23. Porque aunque se hizo carne, al venir a la tierra se ordenó que aún los ángeles le adorasen (Hebreos 1:6). 

DIOS ENCARNADO 

"Y aquel verbo se hizo carne..." Juan 1:14 "Dios ha sido manifestado en carne..." 1° Timoteo 3:16. "Porque en él habita la plenitud de la divinidad corporalmente” Colosenses 2:9. Al tomar naturaleza humana en semejanza de carne de pecado (Romanos 8:3), no perdió o abandonó su naturaleza divina sino la humilló, y "se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y hallado en la condición de hombre, se humilló (no se despojó) a sí mismo..." Filipenses 2:7-8. 

DIOS y HOMBRE 

“Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa que fue hecha a los padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús” Hechos 13:32,33

“Dios está en la reunión de los dioses” Salmo 82:1

Como Dios, perdonaba el pecado y conocía lo íntimo de la mente humana (Marcos 2:7-11). Como Dios replicó al diablo (Mateo 4:7-10). Como Dios, realizó milagros (Lucas 9:42, 43). Como Dios, controló los elementos de la naturaleza (Marcos 6:48-51). Como Dios, recibió y aceptó la adoración de los hombres (Mateo 14:33). Como Dios, los ángeles le adoraron. (Hebreos 1:6; Mateo 4:11; Apocalipsis 19:10). 

SUS DOS NATURALEZAS 

Su naturaleza divina la fundió en la humana, para los propósitos de la redención, habitando así en su cuerpo todo lo divino. (Colosenses 2:9) "Siendo en forma de Dios...tomó la forma de siervo", Filipenses 2:6-7. Nació de una Virgen, pero lo engendró el Espíritu Santo (Mateo 1:20; Lucas 1:35). Se auto llamó "El Hijo del Hombre” Juan 5:27, pero murió por decir que eran el Hijo de Dios (Juan 19:7). Fue tentado en todo según nuestra semejanza, (Hebreos 4:15). Pero los ángeles le confortaron (Lucas 22:43). 

Vivió como hombre y sufrió como tal (Hebreos 5:7). Pero murió como hombre y como Dios (Isaías 53:9. Mateo 27:5054). Sí, el Hijo de Dios moría exclamando: "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu" Lucas 23:46. Y "El que aun a su propio Hijo no perdonó por causa de todos nosotros..." Romanos 8:32. Estaba atento y sufrió el dolor inefable por ser divino, de ver morir a su amado Hijo y su conmoción se reflejó en la expresión de la naturaleza, al momento de expirar. 

“a este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos somos testigos” Hechos 2:32

“... ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del Hombre?” Mateo 16:13

¿MAGNICIDIO O DEICIDIO? 

Si Cristo fue sólo un gran hombre, magnífico y perfecto, aún con todo eso, su muerte no pudo ser más que la muerte del perfecto Job, del magnífico José, del gran Daniel, del justo Noé, etc., etc. y en su género, fue sólo un magnicidio como tantos otros ha habido. 

Pero no, la muerte de Cristo es "el crimen de los siglos" "Es la muerte del Unigénito Hijo de Dios". Es el sacrificio hecho desde el principio del mundo (Apocalipsis 13:8). Es el DEICIDIO que cometimos todos los hombres, inclusive tú y yo, y que ha tenido alcances universales. En el tiempo y en el espacio tanto hacía adelante como retrospectivamente (Hebreos 9:26; 9:15). 

CONOCIENDO LA CAUSA POR EL EFECTO 

Cristo el Divino, el Hijo de Dios, tuvo que morir por nosotros a causa de la imposibilidad de encontrar un Salvador suficiente, de entre los hombres, ni aun entre los ángeles "Todos los hombres pecaron" Romanos 3:23; Salmo 53:2,3. Y vendidos en poder del diablo, no había uno solo capaz de redimir a su hermano, al dar a Dios su rescate pues la salvación del alma requería de un altísimo precio, fuera de los alcances humanos y el hombre no podría lograrla jamás (Salmos 49:7-8; 1° Samuel 2:25). Apenas puede alguien morir por algún hombre bueno y esto sólo para retrasarle la muerte, que inexorable le llegará a todos (Romanos 5:7). 

Se requería entonces de una víctima expiatoria, con un exceso que sobrepujara la grandeza de la culpa, pues se trataba de salvar, no a un pecador, sino a todos, al mundo entero y aún a los que no habían nacido ni conocido el pecado en los siglos posteriores al sacrificio, y hacer válidas las expiaciones por el pecado de todos los hombres en todos los tiempos. 

¿Cómo encontrar semejante víctima expiatoria? Definitivamente entre los hombres no. ¿Quizá entre los ángeles? Lamentablemente tampoco, pues los ángeles también fueron susceptibles al pecado (Judas 6; 2a. Pedro 2:4), y los que conservaron su dignidad no tenían esa abundancia requerida para la salvación universal, pues ante los ojos del Inefable, aún sus ángeles tenían falta (Job 4:18; 15:15). 

“...No temas, yo soy el primero y el último; Y el que vivo, y he sido muerto y vivo por siglos de siglos, amén” Apocalipsis 1:17,18

“...porque tú fuiste inmolado y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje, y lengua, y pueblo, y nación” Apocalipsis 5:9

“En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez” Hebreos 10:10

“Porque Cristo para esto murió y resucitó y volvió a vivir...” Romanos 14:9

“...por él creéis a Dios, el cual le resucitó de los muertos y la ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios” 1° Pedro 1:21

Por esta causa, aquel varón lloraba mucho, pues ni en el cielo ni en la tierra había sido hallado alguien digno de tan enorme y tremenda empresa. (Apocalipsis 5:2-3). Pero ¡oh Bendita previsión de Dios! Juan es consolado así: "No llores; he aquí el león de la tribu de Judá que ha vencido" y cuando él mira, ve al cordero inmolado, (Apocalipsis 5:5-6), el mismo, de quien él había escrito "he aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo" sí, sólo él, porque cuando Dios preguntaba ¿a quién enviaré y quién nos irá? él respondió, heme aquí, envíame a mi" Heme aquí para que haga, oh Dios, tu voluntad. Quita lo primero para establecer lo postrero. En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Cristo" pues por el deshacimiento del pecado él se presentó por el sacrificio de sí mismo". Y con su abundante suficiencia, ya que él era el único que convenía para nuestra redención, por ser Santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores y hecho MÁS SUBLIME QUE LOS CIELOS" (Isaías 6:8; Hebreos 10:9-10; 9:26; y 7:28) Para que su gracia pudiera abundar contra el desorbitante crecimiento del pecado. "Pues cuando creció y sobrepujó la gracia...Porque el delito fue mayúsculo, mas el don (Cristo) fue más abundante” Romanos 5:20, 15; quedando así consumado el rescate, pues el precio se pagó a precio divino (la. Corintios 6:20; 7:23; la. Pedro 1:18-19).No quedándonos sino decir como el apóstol: "Gracias a Dios por su Don inefable" 2a. Corintios 9:15. 

EL GRAN ERROR 

Pero si Cristo murió solo como mero hombre, nuestra redención no fue hecha, entonces ¡ay de nosotros! porque aún permanecemos en nuestros pecados. Por lo que los siglos de conservar la religión Cristiana serían inútiles, y el cristianismo sería el engaño más grotesco de los siglos; y el hombre habría vivido engañándose a sí mismo; pues todo el grandioso plan de salvación habrá sido edificado sobre un sacrificio puramente humano. ¿Crees esto? Entonces medita seriamente en estas declaraciones divinas: "Cristo fue Muerto por nuestros pecados". 1° Corintios 15:3. Pero si murió sólo su “envoltura” carnal y lo divino, ni padeció ni murió, ¿qué te aprovecha a ti y a mí? Comamos y bebamos que mañana moriremos, ya que Dios nos habría mostrado que nuestra redención no se realizaría jamás. 


No, amado lector, piensa, razona, nosotros debemos creer que Cristo murió y resucitó verdaderamente (1° Tesalonicenses 4:14), no a medias ni parcialmente, sino íntegramente. Porque era absolutamente necesario que para limpiar nuestras conciencias de las obras de muerte y confirmar las promesas de gloria y vida eterna del Nuevo Testamento, interviniera la muerte del testador, pues si Cristo no murió, el Nuevo Testamento es vano y su doctrina una farsa y si no murió tampoco resucitó, y entonces vana es nuestra predicación y todos los que murieron en una vida fiel están perdidos irremisiblemente, miserablemente (Hebreos 9:1517; 1° Corintios 15:14-15), mas gracias a Dios, él le levantó de los muertos “...para que nuestra fe y esperanza sea en Dios” 1°. Pedro 1:21; así sea amén. 

Tenemos la certeza que “...Cristo fue muerto por nuestros pecados, conforme a las escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” 1° Corintios 15:3,4; y así nos salvó de la muerte a la que estábamos condenados y que ahora, gracias al verdadero sacrificio del Hijo de Dios, podemos tener la completa remisión de pecados, y ser justificados plenamente delante de Dios, nuestro Padre. 

La Muerte de Jesucristo, el Hijo de Dios, fue un evento real, de obediencia y amor por todos los hombres de todos los tiempos. Aun hoy gozamos de su gracia y misericordia. 

Min. Ángel Canales Pérez

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