Mi Especial Tesoro

Hoy más que nunca la diversidad de los pueblos que integran el mundo forma parte de nuestra realidad. 

Aunque la especie humana es única, se notan en ella conformaciones hereditarias que constituyen lo que todavía algunos científicos llaman “razas”. Entendiendo así que el término “raza”: se ha empleado históricamente en la diferenciación de los seres humanos por sus características físicas. Muchas veces confundimos este término como sinónimo de etnia, sin embargo este último se emplea como para un grupo minoritario que comprende los factores culturales (nacionalidad, afiliación tribal, religiosa, fe, lengua o tradiciones) y biológicos de un grupo humano, como los factores morfológicos (color de piel, contextura corporal, estatura, rasgos faciales, etc.) desarrollados en su proceso de adaptación a determinado espacio geográfico y ecosistema (clima, altitud, flora, fauna, etc.) a lo largo de varias generaciones. 

Por lo tanto ha habido numerosos intentos para clasificar la enorme variedad de los seres humanos actuales en “razas” que como ya vimos esta palabra se emplea para distinguir individuos de la misma especie (en este caso humana), que presentan características distintas. 

Hasta hace algunos años, cuando las exploraciones y la colonización europeas aun no habían dado lugar a la gran mezcla racial actual existían nueve grupos distintivos: 

  • Los caucasoides o blancos: estos tienen la piel clara y cabellos de distintos colores. Son originarios de Europa, África del Norte y Oriente Medio. 
  • Los Indígenas de América: se encuentran en el continente Americano; están remotamente relacionados con los actuales pueblos del norte de Asia. Su piel es morena, de tonalidades diversas. 
  • Los mongoloides: son de piel morena clara o amarillenta. Son originaros del norte y este de Asia. 
  • Los indostánicos: o indios se desarrollaron en un territorio que se extiende desde el sur del Himalaya hasta el Océano Indico. El color de su piel varia de muy claro a oscuro, y en muchos aspectos se parecen a los caucasoides. 
  • Los negroides: proceden del África subsahariana. Tienen piel oscura, labios gruesos y cabellos muy rizados. 
  • Los australianos: tienen piel oscura, y grandes dientes. Habitan únicamente en Australia. 
  • Los micronesios: habitan en el grupo noroccidental de islas del pacifico. Son pequeños y tienen la piel oscura. 
  • Los melanesios: se hallan al sur de micronesia. Tienen piel muy oscura y cabello lanoso semejante al de los negroides. Son más bajos que los micronesios. 
  • Los polinesios: ocupan diversas islas dispersas por el océano pacifico, desde Hawái, al norte, hasta Nueva Zelanda, al sur, y hacia el este hasta la isla de Pascua. Son altos y tienen la piel clara. 

ESPARCIDOS POR DIOS 

Todos ellos conforman la humanidad alrededor del globo terráqueo, a todos ellos los formo Dios, y también todos conocemos la historia como, el mismo Dios por causa del hombre disperso a cada pueblo pues, (génesis 11: 1-9) “Era entonces toda la tierra de una lengua y unas mismas palabras…” de allí continua la historia, quisieron edificarse una gran torre cuya cúspide llegara al cielo, lo cual ante los ojos de Dios no fue de su agrado “y dijo Jehová: he aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un lenguaje… ahora pues, descendamos, y confundamos allí sus lenguas, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad… ”. 

Es aquí donde empezamos a entender que Dios fue quien los esparció por todo el mundo; con diferentes lenguas, diferentes aspectos físicos que a lo largo de las generaciones se han ido adaptando a las condiciones de su entorno. 

SU PUEBLO ESCOGIDO 

Ante esto, el mismo Dios tenía un propósito especial, de volver a reunir un solo pueblo el cual llevaría su nombre; este pueblo seria único, especial: “Porque tú eres pueblo santo á Jehová tu Dios: Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la haz de la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido; porque vosotros erais los más pocos de todos los pueblos: Sino porque Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró á vuestros padres…” (Deuteronomio 7:6-8) 

Sin embargo, ese pueblo, a quien Dios escogió de entre todos los demás, no quiso obedecer ciertamente a los mandatos que él mismo ordenaba. Al salir de Egipto, de aquel lugar donde solo fueron siervos, donde estaban esclavizados, el pueblo de Israel traía muchas costumbres paganas, de las cuales no se querían despojar, y tentaron en muchas ocasiones al Dios vivo, a quien ellos mismos con sus ojos vieron las maravillas que hizo al librarlos de las manos del faraón. “Entonces Jehová dijo á Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de tierra de Egipto se ha corrompido: Presto se han apartado del camino que yo les mandé, y se han hecho un becerro de Fundición, y lo han adorado, y han sacrificado á él, y han dicho: Israel, éstos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Dijo más Jehová á Moisés: Yo he visto á este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz: Ahora pues, déjame que se encienda mi furor en ellos, y los consuma: y á ti yo te pondré sobre gran gente. (Éxodo 32:9-11). 

La pregunta es: ¿pero porque Dios eligió a Israel para ser su pueblo escogido? Indudablemente Dios prometió desde un principio que el Mesías prometido nacería del linaje de Abraham, Isaac y Jacob; (Génesis 12:1-3). El Salvador habría de venir y/o nacer de una nación o pueblo e Israel fue elegido por Dios. Este pueblo, era singular, diferente, pues por medio de este, se señalaría el camino hacia Dios y enseñaría a otros acerca de él. En su mayor parte, Israel falló en esta tarea. Sin embargo, el fin principal para Israel, que era el de traer mediante su linaje al Mesías y Salvador, que fue plenamente cumplido - en la persona de Jesucristo-. 

Romanos 10:18-21 dice: “Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la fama de ellos, Y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras de ellos. Mas digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré á celos con gente que no es mía; Con gente insensata os provocaré á ira. É Isaías determinadamente dice: Fui hallado de los que no me buscaban; Manifestéme á los que no preguntaban por mí. Mas acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos á un pueblo rebelde y contradictor.” 

LA PROMESA Y ESPERANZA PARA NOSOTROS LOS GENTILES 

“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Hechos 2:39 

“Los cuales también ha llamado, es á saber, á nosotros, no sólo de los Judíos, mas también de los Gentiles? Como también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío; Y á la no amada, amada. Y será, que en el lugar donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío: Allí serán llamados hijos del Dios viviente.” (Romanos 9:24-26) 

¿Recuerdas la visión de Pedro? ¡Sí!, donde el Ángel le dice: “Levántate Pedro, mata y come” Y Pedro le contesta: “Señor no, porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás”… Pedro no sabía de que trataba la visión hasta que el mismo Espíritu le dio a entender que se trataba de ir a predicar a los gentiles… y que a estos ya no les llamara inmundos pues ya habían sido limpios por medio de la sangre de nuestro Señor Jesucristo. “Porque no hay acepción de personas para con Dios” (romanos 2:11). Por lo cual el Apóstol Pablo se hizo llamar “APÓSTOL DE LO GENTILES” ¿no es así? (Romanos 11:13) 

Es aquí, donde inicia una nueva era, para él la humanidad, una esperanza para esa promesa que Dios hizo a su pueblo: “Y dijoles: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando de Jerusalén”. (Lucas 24:46,47), ¿entendimos? DESDE JERUSALEM de ahí se extendería al mundo… “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hechos 2:39). 

Ahora Dios decidió establecer una nación nueva, un pueblo que guardara sus mandamientos, estatutos, preceptos (éxodo 19:5,6) “Ahora pues, si diereis oído á mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y gente santa”. 

Así que depende de nosotros disfrutar de esa gran bendición de ser llamados hijos de Dios, de formar parte de ese linaje de la familia de Dios (1 Pedro 2:9,10) “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas á su luz admirable. Vosotros, que en el tiempo pasado no erais pueblo, mas ahora sois pueblo de Dios; que en el tiempo pasado no habíais alcanzado misericordia.” 

Ciertamente en la actualidad existen diversos pueblos (sectas) como vimos al principio, así como existen diversas razas, tal vez así se han extendido estas, que a la verdad siempre han existido, pueblos no convertidos al Dios verdadero, que adoran a dioses falsos y lo peor de todo es que aun nosotros mismos que conocemos perfectamente la doctrina del Dios único y verdadero, que somos llamados hijos suyos, que somos parte de esa Iglesia, ese cuerpo que él nos dio a formar parte por medio de su Hijo amado, nuestro Señor Jesús que fuimos comprados con su sangre preciosa, y que ahora somos constituimos como miembro de esa gran familia en Cristo Jesús; llama mucho la atención que participemos muchas veces de éstas en sus prácticas, en su forma de pensar, de actuar, de sentir, de vestir, de hablar; ciertamente como seres humanos y como seres sociales tenemos que relacionarnos con estos, ya sea lo más común, en las escuelas, en el trabajo, en la misma familia… pero el mismo Jesús dice: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad.” 

Entendemos también que no somos de la “raza” judíos de Origen “Mas es Judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra…” (Romanos 2:9). Por lo tanto “¿Es Dios solamente Dios de los Judíos? ¿No es también Dios de los Gentiles? Cierto, también de los Gentiles. Porque uno es Dios, el cual justificará por la fe la circuncisión, y por medio de la fe la incircuncisión.” (Romanos 3:29,30) Recordemos… ¡SI! Somos llamados hijos de Dios, somos un ESPECIAL TESORO SOBRE TODOS LOS PUEBLOS... y por su gran misericordia tenemos ese pasaporte para llegar a la vida eterna pero es menester tener en cuenta que nosotros no somos quienes decidimos sino: “que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” (Romanos 9:16) 

Acertadamente Viene a la mente este himno ¿verdad? “Somos el pueblo del Dios verdadero, somos la IGLESIA DE DIOS en medio de pueblos y del mundo entero somos un gran Batallón...” 

No resta más que valorar y apreciar ese sacrificio que Jesús hizo por cada uno para llegar a formar parte de ese gran pueblo escogido por nuestro Dios.

Yesica de la Cruz López 
Villahermosa, Tabasco

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