Buenas Obras

No es complicado hablar acerca de lo que para un siervo de Dios debería ser un acto imprescindible. Ya que el Señor Jesús como nuestro ejemplo a seguir, nos dejó grandes muestras de amor al prójimo.

¿Qué son las buenas obras para con el prójimo?

“Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas” Efesios 2: 10.

Repetidamente el hombre se pregunta: ¿Para qué fui hecho? y en esta lectura vemos parte del propósito, que es andar o realizar las buenas obras, ese es un motivo para el cual Dios nos creó. Para los lectores de esta revista, jóvenes y adolescentes de la Iglesia de Dios, conocer y diferenciar entre las obras buenas y malas no es nada difícil.

Pero para profundizar en el tema, se pueden definir muy bien con la palabra altruismo. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, altruismo es diligencia en procurar el bien ajeno aún a costa del propio. Analizando esta definición se da a entender que cuidadosamente, con prontitud hagamos bien al prójimo, pero no sólo eso, también dice “aún a costa del propio”. Es en esta última parte donde recordamos las palabras del Señor Jesús: “… ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?” Mateo 5:47. Un hijo de Dios siempre da lo mejor sin mirar a quien, aún si esto le causa una pérdida o esfuerzo.

2ª de Timoteo 3:16,17 menciona que la escritura nos fue dada de Dios para prepararnos a hacer toda buena obra, lo cual nos hará perfectos, ya que nos conduce a la verdad y deleitarnos en ella hace que nos acerquemos al Creador y aumente nuestra fe hacia Él. Pero ese conocimiento no debe quedar estancado, el apóstol Santiago nos dice que: “La fe sin obras es muerta” y nos expone un ejemplo: si algún hermano no tiene ropa o qué comer y le deseamos que le vaya bien pero no le ayudamos a sus necesidades, no hemos hecho nada de provecho (Santiago 2: 15-17)¡Más claro no pudo haberlo expresado!

Tal vez nos pasa por la mente hacer algo bueno por el prójimo, lo pensamos tanto que no lo llevamos a la práctica y hacemos lo contrario como lo dice Romanos 7: 18 pero el amor de Dios que mora en nuestro interior sólo es de palabra. (1 Juan. 3:18). Debemos hacer que sea “de hecho”.

En Romanos 3:12 leemos que el mundo entero se ha inclinado a hacer lo malo, a ver por sí mismos y por lo tanto no hay quien haga el bien ¡ni uno solo! Mateo 24:12 dice que: “… la caridad de muchos se resfriará”. ¿Acaso eso es lo que sucede en nosotros? Sabemos que de ello daremos cuentas a Cristo, hayan sido buenas o malas nuestras obras recibiremos lo justo de parte del Creador (2ª de Corintios 5:10). Jesús vino con el propósito de servir al mundo, de ayudar a los pobres, consolar al sufrido, dar esperanzas al mundo yendo de ciudad en ciudad a mostrar el amor de Dios que aún siente por la humanidad a través de obras que nadie más puede hacer.

¿Pero porqué es necesario hablar de ello? La respuesta es simple pero no positiva, y es porque no hacemos las obras buenas. Lamentablemente nos hemos preocupado por nuestras necesidades e intereses, buscando satisfacer nuestro ser con bienes y entretenimientos, invirtiendo nuestro tiempo y esfuerzo en nuestros propios deseos, tales como la televisión, las redes sociales, diversiones pasajeras, etc. que no alimentan nuestro ser espiritual.

El Espíritu de Dios, el poder que nos da la capacidad de realizar maravillas para su honra y gloria hacia el prójimo lo vamos apagando, callando cada vez más y más, haciéndonos indiferentes al dolor ajeno, sacándole la vuelta a las necesidades de nuestros hermanos. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Gálatas 6:7

Ahora te pido que medites en las siguientes cuestiones: ¿Has visitado a un hermano que se ha alejado del Camino? ¿Has brindado tu ayuda a la necesidad de algún hermano con despensas? ¿Has realizado ofrenda de amor? ¿Sueles visitar a los enfermos de tu congregación? ¿Has donado sangre? ¿Llevas comida a los hambrientos? ¿Has visitado asilos?

Recuerda lo que dice la Escritura: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” Mateo 5:16.

¡Reflexiona joven! Date cuenta de las necesidades que hay a tu alrededor, siempre hay algo que puedas hacer por los demás. El amor de Dios no puede estar oculto, debemos hacer brillar la luz y propagarla a los hombres, la luz que Dios ha puesto en ti no la escondas, que la verdadera imagen del Creador se refleje en tu actuar hacia la gente y así ellos darán la honra, la gloria y todo el honor que nuestro Padre Dios es digno.

“Así que, entre tanto que tengamos tiempo, hagamos bien a todos, y mayormente a los domésticos de la fe” Gálatas 6: 10. La Palabra de Dios nos exhorta a que cada vez que se nos presente la oportunidad de hacer algo bueno por los demás, lo hagamos como hijos de Dios, con fe y amor.

Ésa última parte es para recordar, pues nuestros hermanos en Cristo son prioridad, puesto que compartimos la misma fe y amor, con los que convivimos cuando vamos a adorar, a agradecer a Dios por su misericordia, los que también de alguna manera, sin darnos cuenta nos han apoyado en el camino espiritual. Nuestro Dios se agrada de todo en lo que les podamos ayudar, aunque en su mayoría sólo oramos por ellos, nuestra caridad no debe quedar solo allí, sabemos lo poderosa que es la oración, pero apoyada también de nuestras obras como visitas, ofrendas de amor, palabras de aliento, etc. contribuye a que Dios escuche a sus hijos cuando ve el gran amor que hay entre ellos, estando en unidad.

“Que ningún necesitado había entre ellos; porque todos los que poseían heredades o casas, vendiéndolas, traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y era repartido a cada uno según que había menester” Hechos 4:34,35.

Dios hizo a ricos y pobres, no para que uno se enseñoreara del otro, sino para que se ayudaran mutuamente. Tomemos el ejemplo de José que por mostrar su amor al prójimo fue llamado Bernabé (“hijo de consolación”) ¿Puede ocurrir esto en la actualidad?

¿Cómo hacer buenas obras?

“El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, la vida eterna. Más gloria y honra y paz a cualquiera que obra el bien...” Romanos. 2: 6,7 y 10.

El apóstol Pablo nos recuerda que los que se disponen para hacer el bien recibirán bendiciones de Dios, incluso la inmortalidad que recibiremos al venir Jesús.

Podemos notar que usa el término perseverando, ya que no es una tarea fácil, de ser así cualquiera lo haría, se requiere tiempo, dinero y esfuerzos, puede ser que por ello decaigamos porque nos daremos cuenta de que es un arduo trabajo, pero no veamos los obstáculos que se nos presenten, porque al final del trabajo escuchar de parte nuestros hermanos un “gracias” , verlos sonreír, hacerlos sentir que no están solos, verlos llorar de alegría, de felicidad… es la mejor satisfacción que puede haber, sumado a ello Dios nos colmará de su bendición.

Recuerda: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no hubiéremos desmayado” Gálatas 6:9.

¡Despierta joven! Pongamos las manos para la obra de Dios, decídete y motiva así a los jóvenes de tu localidad, hagan planes para cubrir las necesidades de los hermanos que hay en tu iglesia o región y póngalos por obra con entusiasmo y afán. En ti está el hacer el bien a los demás, toma en cuenta que hoy lo harás por ellos y cuando tú estés en necesidad Dios también te brindará ayuda. “Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos… ” Mateo 7:12

El mundo te observa, muéstrale lo grande y poderoso que es Dios, porque: “El mundo está hecho de buenas intenciones, Pero los hijos de Dios, de Buenas Obras”


Abraham Israel Hernández Rodríguez
Valle del Sol Monterrey, Nuevo León.

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