“Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua del mal, Y sus labios no hablen de engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el del Señor está contra aquellos que hacen el mal” 1ª Pedro 3:10-12.
En la actualidad muchos de nosotros vivimos a un ritmo de vida muy precipitado, donde tenemos poco tiempo de ocuparnos de nosotros en cuestiones personales como la salud, nuestra familia y desde luego la Iglesia, en esta última pondremos nuestra atención ya que estamos tan ocupados en nuestros proyectos de vida que hemos dejando a un lado nuestro crecimiento espiritual. ¿Dónde queda Dios? en escala del uno al diez, ¿Sera nuestra prioridad? Seguramente más de uno de nosotros hemos abandonado nuestra relación con Dios.
Corrigiendo nuestra Vida
Poco a poco nos vamos olvidando o apartando del camino de Dios, sin ocuparnos del alimento espiritual, sin pensar que este debe ser día a día y no esporádicamente, siendo cada vez más común que cuando tenemos una aflicción buscamos a Dios para ser escuchados y queremos la respuesta instantánea y si no nos responde cuando nosotros creemos necesario decimos; “Es que no escucho mi oración” o “no me responde” pero pensamos en que hemos fallado. ¿Qué nos falta para llevar una vida correcta delante de nuestro Dios? así como vamos al médico cuando nuestra salud está mal lo mismo debemos de hacer para que nuestra Vida espiritual sea mejor, es importante analizar cuál es verdaderamente nuestra prioridad, si a nuestro trabajo, a los amigos, proyectos de vida ó a Dios.
Nuestro Padre no ésta peleado con que tengamos muchas actividades y responsabilidades, lo único que nos pide es que no nos olvidemos de Él, “Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos,” Proverbios 3:1, en estas palabras podemos ver como Dios nos pide que no olvidemos su ley, haciendo hincapié en un aprendizaje cotidiano y práctico y no solo mecánico; nos insta a guardarlos en nuestro corazón para llevarlos a cabo y obedecer a Dios, ya que constantemente los podemos decir de memoria ,mas ¿De que servirán si solo los sabemos y no lo llevamos a cabo?
Nuestra vida se ve afectada de mil formas, por problemas familiares o por el mismo trabajo y a Dios solemos dejarlo a un lado, o en el peor de los casos al final y lo convertimos en nuestra última alternativa, recurrimos a él cuando no se soluciona nuestros conflictos.
Lo espiritual va muriendo día a día y entonces el resultado es una muerte fácil, nos derrumbamos ante cualquier problema por pequeño que sea nosotros e incluso lo hacemos grande; ahí es donde debemos de aprender a dar el alimento a nuestro espíritu cada día, tomando el tiempo para orar, para leer la palabra de Dios así como tenemos agendado nuestras citas deberíamos programar la lectura de la Biblia convirtiendo esto en una habito tal como el ejemplo que tenemos con él profeta Daniel que oraba tres veces al día. “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como solía hacer antes,” Daniel 6:10, esto lo mantenía firme y espiritualmente fuerte ante cualquier situación que se presentara, así poco a poco nosotros mismos vayamos corrigiendo nuestros hábitos priorizando colocar siempre a Dios por encima de nuestras actividades.
Si somos constantes al orar y leer la Biblia esto se convierte en una fortaleza y nos va dando un grado mayor de espiritualidad esto hace que nos vayamos apartando de las cosas del mundo y practicando lo que sabemos y aprendemos de las escrituras dando parte de la Santidad, el apóstol Pedro decía lo siguiente refiriéndose a la santidad de nuestro Dios: “Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo…”1ª Pedro 1:16.
Así entendemos que debemos ser entregados a Dios, que con nuestras mismas acciones glorificamos el nombre de nuestro Padre y así vamos adquiriendo las virtudes que nos llevan a la santidad dejando que Dios obre en nosotros.
Lo anterior no nos exime de los logros espirituales, por el contrario nos motiva a crecer en fe y desde luego en obras, “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor, Hebreos 12:14” y esto es muy claro si nos apartamos de la instrucción de Dios nunca le veremos y jamás recibiremos la recompensa que prometió.
Creamos ahora que una vida en santidad es tan difícil como nosotros queramos solamente implica aceptar o tener el compromiso de llevar una vida apartada, es aceptar en nuestros corazones el compromiso y fidelidad para con Dios y con firmé convicción en lo que creemos.
Podemos ver como Lot, viviendo en Sodoma y Gomorra ciudades llenas de pecado siempre se mantuvo firme con una fe inquebrantable, sin bien se afligía cada día. (“Por que este justo moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos” 2 Pedro 2:8) jamás olvidó su confianza así que pensemos en este claro ejemplo de alguien que no era partícipe de los pecados del mundo y se mantenía apartado de todos esos aspectos que se cometían en Sodoma, el nunca acepto invitación de ellos, no olvidemos que era una ciudad corrompida en gran manera. tan solo él y su familia se mantenían alejados de este mal.
Nosotros que conformamos un cuerpo en Cristo quizá en algún momento nos dejamos seducir por Sodoma, la enseñanza de Lot
El Señor Jesús vino a enseñarnos como tener una vida en santidad, desde niño se preocupaba por adquirir el conocimiento en la palabra de Dios; él nos enseñó que aun siendo carne se puede tener una vida consagrada a Dios. Superando las tentaciones claras de Satánas, Cristo siempre es nuestro referente y el punto de instrucción cuando necesitamos tomar decisiones. Nosotros teniendo la bendición de nuestro Dios estando dentro de su palabra y siendo predestinados antes de que naciésemos conservemos el ejemplo de nuestro maestro. Demostremos nuestra santidad a través de la palabra de Dios, el señor Jesús dijo: “Vosotros sois la luz del mundo..,” al ser luz del mundo no debemos de callar la palabra de Dios, por que de otra manera estaríamos escondiendo esa Luz; y no se cumpliría lo que dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5.16.
Ahora en nosotros esta el cumplir con los mandatos de Dios siendo así la distinción en el mundo y no ser uno más del Mundo, de esta manera estaremos haciendo lo que dice la palabra de Dios, “No se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.” Mateo 5:15.
Seamos como un Lot en medio de Sodoma, como Noé frente al diluvio, como Cristo ante la tentación, seamos verdaderos hijos de Dios viviendo en santidad.
Smirna Keren Tavera Ugalde
Guadalajara, Jalisco
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