Noé, Pregonero de Justicia

“Bienaventurado los que no vieron y creyeron” dijo Jesús a Tomas después de haber sido tocado por él para comprobar su resurrección. Se creyente, no incrédulo, es decir: TEN FE, el fruto espiritual de certeza y convicción, de esperanza…

Hebreos 11 resalta la fe de “los antiguos” a través de la cual alcanzaron buen testimonio y por la que el mundo no es digno de ellos. Sus hazañas espirituales sólo tiene un eje: La fe en la voluntad de Dios. Es por esto que conquistaron reinos, hicieron justicia, apagaron fuegos impetuosos, sacaron fuerzas de debilidad y se hicieron fuertes en batallas. Fueron puestos a prueba… y hoy estos hombres de Fe son admirados por sus cualidades internas, por el valor de vivir y morir para el propósito del Dios verdadero.

La tierra está corrompida, así la mira Dios, la maldad en el corazón del hombre ha hecho que éste olvide su razón de ser. Glorificar al creador. Finalmente se pronuncia el designio del YO SOY: El fin de todo ser mediante un diluvio, con el motivo de renovar a la humanidad. En medio de este panorama aparece un varón considerado justo y perfecto en su generación, características que le permiten hallar gracia ante los ojos de Yahveh, entonces le es comunicado el pacto: Construir un arca en la que entrarían su familia y los animales conforme le fue ordenado. Y así hizo Noé.

El diluvio ha culminado, más de 140 días sobre las aguas que terminaron con la violencia y la maldad. Y Dios se acuerda de Noé, (aunque en realidad nunca lo olvidó) quien, junto con su familia recibe la misma bendición que Adán: “Fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra”. Como es de esperarse, el fiel Noé ofrece un holocausto grato que Dios recibe para prometer con la señal del arcoíris: no volver a destruir la vida a través del agua.

“Con Dios caminó Noé,” un hombre que tuvo el privilegio de gozar de gracia y fidelidad cuando fue advertido acerca de cosas que aún no se veían, tuvo temor y de nuevo su insuperable fe condenó al mundo, debido a la gran incredulidad en que vivieron los hombres antes de perecer.

A ti he visto justo, dijo Yahveh a Noé, pero “¿Cómo pues se justificará el hombre para con Dios?” (Job 25:4). Si bien ningún hombre es completamente justo delante del Padre, ¿Cuál es la razón de que Noé fuera escogido para salvarse? 2ª Pedro 2:5 explica que Él lo guardó por ser pregonero de justicia.

Existe sólo una forma de acercarse a dicha virtud, es decir; mediante la FE, “por que en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: más el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:17). Por esa razón entendemos que a Noé le fue permitido vivir, pues su fe le fue contada por justicia.

Noé es un ejemplo de obediencia, de santidad, de humildad, y sobre todo de seguridad en Dios, por lo tanto, gracias a que tuvo la certeza de que Dios cumpliría su pacto, fue puesto como ejemplo de justicia al lado de Daniel y Job, en Ezequiel 14:12-20 donde los cuatro juicios terribles (espada, hambre, fieras y pestilencia), vivo yo dice Yahveh el Señor, serian librados por los tres hombres únicamente en virtud de su justicia.

La vida de Noé no hace más, que mostrar la manera en que hemos sido justificados para con Dios mediante la Sangre de Cristo (Romanos 3:22):
  1. Gracia de Dios: “Por tanto es por fe para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia…” (Romanos 4:16)
  2. Fe y confesión: “Por que con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10)
  3. Obras de fe: “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?” (Santiago 2:22)
Así es como Noé se convirtió en Heredero de la justicia que viene por la fe.

Berenice Nájera

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