Acuérdate de tu Creador

La juventud frecuentemente es considerada la edad de la fortaleza, de las oportunidades, pero también de la inexperiencia, por ello el “predicador” en su libro de Eclesiastés nos comparte sabios consejos, pero sobretodo una bella ilustración acerca de la necesidad urgente de buscar a Dios precisamente en esta etapa de nuestras vidas, la juventud.

Comenzaremos tratando de ver la manera en que ilustra metafóricamente dicha situación en el capítulo 12 de Eclesiastés.

ECLESIASTES 12:1-7

1. “Y acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los malos días, y lleguen los años, de los cuales digas, No tengo en ellos contentamiento;”

El versículo uno de esta lectura comienza como una exhortación a los jóvenes para que practiquen desde temprana edad la verdadera religión, la búsqueda de Dios, a no dejar los ejercicios de la piedad para la vejez, cuando todo son molestias, dificultades, sin sabores acumulados de una vida ya vivida. Es una exhortación a servir a Dios ahora, hoy en la plenitud de las funciones, las cuales son más activas, hay quien asegura que es precisamente en la juventud que la fe, esperanza y amor están en su mejor tenor y por lo mismo es más fácil creer, esperar, amar y “llevar su cruz” que en la vejez.

Es una invitación a buscar a Dios hoy, en esta etapa de la vida en que no se tiene certeza del futuro, ahora es tuyo, mañana puede no serlo. A buscarle hoy, antes que llegue la vejez, la muerte, cuando ya no quedara otro consuelo que el testimonio de una buena conciencia acerca de lo hecho en esta vida.

2. “Antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y las nubes se tornen tras la lluvia”

En este versículo nos invita a buscar a Dios antes que las tinieblas de la vejez, las dolencias, temores, incapacidades, se vuelquen sobre nosotros y obscurezcan nuestras vidas. Que le busquemos ahora que nuestras capacidades nos permiten hacer lo que queremos y no cuando hagamos solo lo que podamos.

3. “Cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas, porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;”

A partir de este versículo las debilidades de la vejez nos son presentadas a través de bellas metáforas, que dibujan así las realidades de esta edad. 

· Los guardas de la casa: representan los brazos, son los que hacen el trabajo pesado, los que protegen a su vez el cuerpo.

· Los hombres fuertes: al llegar a la vejez las piernas se encorvan, se debilitan, ya no son lo que una vez fueron, los hombres fuertes, ahora tambalean, incapaces de soportar su propio peso.

· Cesaran las muelas: la disminución y aún más la pérdida de la dentadura es evidente. 

· Los que miran por las ventanas: los ojos son ahora descritos en esta metáfora, su oscurecimiento es propio de la vejez, la pérdida de aquel brillo que se tiene en la infancia y la juventud desaparece. Como caso extraordinario la Biblia nos presenta a Moisés quien a los 120 años no había perdido su vigor, y “…Sus ojos nunca se oscurecieron.” Deuteronomio 34:7

4. “Y las puertas de afuera se cerrarán, por la bajeza de la voz de la muela; y levantaráse á la voz del ave, y todas las hijas de canción serán humilladas;”

Las puertas de afuera “…Guarda la puerta de mis labios” Salmo 141:3, el salmista al utilizar figuras se refiere a los labios como una puerta, el predicador utiliza la misma metáfora en su relato de Eclesiastés para referirse a la boca y sus funciones.

Levatarase a la voz del ave: la fragilidad del sueño en los ancianos es ahora indicado, en esta edad el conciliar el sueño se vuelve dificultoso, el menor ruido turba, las jornadas de descanso ya no son regulares, el sueño huye sin motivo aparente, propio de esta etapa.

Las hijas de la canción: las hijas de la canción en este sentido son representadas por las cuerdas vocales, maravilloso instrumento no solo de comunicación sino aun de expresión, de “arte”, estas serán “humilladas” nuevamente el paso de la edad causa sus estragos en las funciones corporales, la voz deja de ser aquel instrumento delicado, bello y hasta en ocasiones intimidante para ser simplemente gemidos, sollozos, las hijas de la canción serán humilladas.

5. “Cuando también temerán de lo alto, y los tropezones en el camino; y florecerá el almendro, y se agravará la langosta, y perderáse el apetito: porque el hombre va a la casa de su siglo, y los endechadores andarán en derredor por la plaza”

Generalmente el temor a lo alto es asociado no solo con el miedo sino con la incapacidad del anciano para subir cuestas, escaleras y cosas semejantes.

Los tropezones en el camino describen la torpeza propia de la edad al caminar, una segunda infancia tiene lugar, temores, miedos, debilidades etc.

Y florecerá el almendro: cuando florece este árbol, lo hace con unas hermosas flores blancas, cuando el hombre envejece un rasgo distintivo con el que esta edad se asocia es el encanecimiento del cabello, florece así en el hombre el “almendro”

Se agravará la langosta: muchos “exegetas” consideran que esta frase se refiere a la menguada movilidad del anciano, algunos otros que hace alusión al hombre mismo que doblado por la cintura y los brazos colgados exhiben una caricatura del ser en cuestión. 

Y perderase el apetito: propio y evidente del agravamiento de la edad, el desdén por la alimentación, la pérdida de sentidos como el gusto, el olfato, entre otros. Porque el hombre va a la casa de su siglo: los judíos utilizan la frase “Beth Olam” (Casa Eterna) para referirse al cementerio, donde reposa el cuerpo, no el espíritu. De esta manera se describe al proceso de la muerte.

6. “Antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;”

El predicador comienza la descripción alegórica de la parte final de la vida del hombre, emplea de nueva cuenta figuras para ello.

· La cadena de plata: generalmente se asocia a esta figura con la columna vertebral, a partir de su semejanza exacta a una cuerda de este material que exhibe el color gris de su preciosidad, y su distribución en el cuerpo humano.

· El cuenco de oro: probablemente el cráneo o la cabeza en general.

· El cántaro junto a la fuente: refiriéndose a nuestro frágil vaso de arcilla, 2ª Corintios 4:7, Génesis 2:7, Isaías 64:8.

· La rueda rota sobre el pozo: el cese de la vida, la rueda que hacia correr el agua, está rota deteniendo así esta función. 

7. “Y el polvo se torne a la tierra, como era, y el espíritu se vuelva a Dios que lo dio.”

Después de la muerte, debe seguirse el proceso natural que el Señor ha establecido para el cuerpo humano y sus componentes, el retorno al estado original de la materia, como era antes de que Dios impregnara su maravilloso sello de vida en él, el polvo al polvo, y el espíritu a Dios. Génesis 2:7, 3:19

Al analizar esta hermosa descripción podemos entender que la oportunidad que tenemos hoy es muy grande, en nuestro ser están todas las capacidades a su máximo esplendor, hagamos pues buen uso de ellas, utilizando nuestros dones para la predicación de la Palabra de Dios y así al momento de llegar a la decadencia de la vida en nuestro ser solo exista la satisfacción de haber cumplido con nuestra misión. 

Obrero Adriel Neri Medrano
Fresnillo, Zacatecas

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