Desde que empezaron los hombres a descubrir huesos de animales de tamaño más allá de lo normal, se inició una era de preguntas, cuestionando la capacidad y el poder que el Creador había manifestado con su obra, este universo y su contenido. Hubo y existen cada vez más científicos que en una carrera frenética y con tal de desmentir la certeza de la creación, han formulado la idea de una evolución que tomó millones de años.
En este estudio no analizaremos la teoría de la evolución, sino la existencia o no de los dinosaurios. Como ustedes sabrán la palabra dinosaurio significa “Lagarto terrible”. La paleontología es la ciencia que se encarga de estudiar y clasificar cada uno de estos animales.
Al comenzar Carlos Darwin su carrera y explicar la existencia de estos grandes lagartos, los sacerdotes católicos de entonces llegaron a decir que se trataba de los ensayos de Dios de la creación, causando la mofa de los hombres de esta nueva ciencia. Cuando tomamos en cuenta que también se consideran dentro de este espectro los huesos de simios que han descubierto y que llaman homo erectus, homo habilis, australopiteco o Neardenthal. Algunos otros dicen que Satanás enterró estos huesos para confundir a los cristianos. Pero veamos a través de las escrituras lo que el Señor nos dice al respecto.
Recientemente se les repite constantemente a los jóvenes sobre algunos descubrimientos de los más grandes y terribles animales de la familia de los dinosaurios. Pterodactilos, Brontosaurios, Tiranosaurios, Gigantosaurios, etc. Se les presenta con figuras a tercera dimensión, para presentar un parecido con su estructura de masa de carne, piel e incluso color. Algunas caricaturas para niños en televisión y literatura vienen ya con estos monstruos y los vemos cotidianamente. Es atrayente y cautivador para los jóvenes el mirar esto. Esta presentación también se hace en las escuelas donde nuestros jóvenes estudian. Allí se les enseña de forma sistemática sobre la evolución, pero no sobre la existencia de Dios.
Pero ¿Qué dice la palabra de Dios al respecto? ¿Existieron los dinosaurios? La palabra de Dios nos da luz y guía al respecto sobre la creación de todo ser viviente sobre esta tierra.
Empecemos por lo siguiente, los paleontólogos dicen que la vida inició en el agua con una fórmula de carbón, hidrogeno, oxígeno y nitrógeno. Y se hizo la primera célula viviente, luego vinieron los primeros peces, los monstruos marinos. Seguramente nos daremos cuenta que Dios tuvo estos elementos atómicos en la arquitectura al diseñar cada uno los especímenes de su manufactura pues estos mismos elementos son también de su única creación.
Veamos que la Biblia, nos dice que así realmente pasó, pues la orden que dio el Señor fue la siguiente: Génesis 1:20-32 “Y dijo Dios: Produzcan las aguas reptil de ánima viviente, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y crió Dios las grandes ballenas, y toda cosa viva que anda arrastrando, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie: y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo diciendo: Fructificad y multiplicad, y henchid las aguas en los mares, y las aves se multipliquen en la tierra. Y fue la tarde y la mañana el día quinto.” No hay sorpresa, la Biblia dice que así fue como empezó Dios la vida, desde los océanos tal y como los paleontólogos han dicho pero que la palabra de Dios nos lo ha mostrado desde siempre.
Según los paleontólogos, salieron los primeros anfibios y pudo haber ya otros animales de otra especie. Lo mismo dice la palabra de Dios. Génesis 1:24-25 “Y dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie: y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según género, y ganado según su género, y todo animal que anda arrastrando sobre la tierra según su especie: y vio Dios que era bueno.” Esto sucedió en el sexto día de la creación. Además de crear al primer hombre, Job testifica que el hombre fue hecho el mismo día que los animales gigantes. Job 40:15 “He aquí ahora behemoth, al cual yo hice contigo…” Entonces estos grandes animales fueron creados por Dios en el sexto día y no por evolución como nos dicen los científicos.
El hombre fue creado y resguardado en el jardín del Edén. Sabemos que el hombre fue protegido por el Señor de un mundo áspero y todavía no explorado, ni acondicionado para que el hombre viviera fuera de este jardín. Recordemos, que al salir el hombre de este enclave, el Señor le dijo que era un sitio por demás inhóspito. Donde también con el tiempo hubo gigantes, Génesis 6:4 “Había gigantes en la tierra en aquellos días…” Aunque aquí se refiere a hombres también se entiende que se refiere al entorno de esos lugares.
¿Cómo describe la Biblia a los animales que los científicos llaman dinosaurios? El profeta Isaías describe un animal de proporciones que, nos imaginamos, no son de dimensiones normales. Leviatán, Isaías 27:1 “En aquel día Jehová visitará con su espada dura, grande y fuerte, sobre leviatán, serpiente rolliza (de pechos inmensos), y sobre leviatán serpiente retuerta; y matará al dragón que está en la mar.” También Job ilustra con un animal gigantesco y que tuvo que haber visto o escuchó de su existencia. Job 41 “¿Sacarás tú al leviatán con anzuelo, o con cuerda que le eches en su lengua? ¿Pondrás tú soga en sus narices, y horadarás con garfio su quijada? ¿Multiplicará él ruegos para contigo? ¿Te hablará él lisonjas? ¿Hará pacto contigo para que le tomes por siervo perpetuo? ¿Jugarás con él como un pájaro… o lo atarás para tus niñas? ¿Harán de él banquete los compañeros? ¿Lo repartirán entre los mercaderes? ¿Cortarás tú con cuchillo su piel, o con arpón de pescadores su cabeza? Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla, y nunca más volverás. He aquí que la esperanza acerca de él será burlada. Porque aun a su sola vista se desmayarán… nadie hay tan osado que lo despierte; ¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?... He aquí ahora behemoth, al cual yo hice contigo; hierba come como buey. He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su fortaleza en el ombligo de su vientre. Su cola mueve como un cedro, y los nervios de genitales son entretejidos. Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hierro. Ciertamente los montes producen hierba para él; y toda bestia del campo retoza allá. Se echará debajo de las sombras, en lo oculto de las cañas y de los lugares húmedos. Los árboles sombríos lo cubren con su sombra; los sauces del arroyo lo rodean. He aquí, sale de madre el río, pero él no se inmuta; tranquilo está, aunque todo un Jordán se estrelle contra su boca. ¿Lo tomará alguno cuando está vigilante, y horadará su nariz?” En ese mismo tenor, Asaf, el autor de algunos salmos, tenía este conocimiento. Salmos 74:14 “Tú magullaste las cabezas del leviatán; dístelo por comida al pueblo de los desiertos.”
Recapacitemos sobre lo que dice Job al respecto del tamaño de un animal, participe de la creación, al mismo tiempo que el hombre, llamado behemoth. Dice Job en su capítulo 40 y verso 17 “su cola mueve como un cedro” ¿conocemos que tan grande es un cedro? Un cedro es un árbol de madera preciosa, con el cual fue construido el templo que Salomón edificó, así como la carpintería del templo de Éfeso. Consecuentemente es un árbol grande. Ahora imaginemos un animal con una cauda o cola de esas proporciones. Isaías 2:13.
“Y sobre todos los cedros del Líbano, altos y sublimes, y sobre todos los alcornoques de Basán.” Descubrimos que estos animales tenían una cola descomunal. Tal y como se dibuja a los Brontosaurios y otros reptiles antiguos.
¿Pero qué paso con los dinosaurios?
Sabemos que estuvieron por mucho tiempo compartiendo con el hombre su existencia sobre la misma tierra. Y sin embargo, en algún momento hubo decisiones que el Señor tomó al respecto de la coexistencia con el hombre. La Palabra de Dios dice, acerca de una época donde dominaba la violencia, incluyendo al hombre y a las bestias, los reptiles y las aves del cielo. Esta decisión fue dada y sobre todo apuntando a los seres más violentos. De este grupo la palabra dice que todos serian raídos de la faz de la tierra; pero sólo el hombre halló gracia a los ojos de Dios. De este grupo, seguramente los animales más salvajes e indomables no tuvieron la gracia del Señor. Génesis 6:7-8; “Y dijo Jehová: Raeré los hombres que he creado de sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo: porque me arrepiento de haberlo hecho. Empero Noé halló gracia en los ojos de Jehová.” Génesis 6:11 “Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Y dijo Dios a Noé: El fin de toda carne ha venido delante de mí; porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.”
¿Qué tanta fue la violencia entonces en la tierra y quién la estaba ocasionando? Génesis 6 dice que había gigantes en la tierra y aquí se refiere en el versículo 7, que raería al hombre de la faz de la tierra; pero también añade que a las bestias, el reptil y las aves del cielo. Aquí habla de la violencia de estos seres. Pongamos por ejemplo que tan grandes eran estos seres para que su actitud sobrepasara y se equipara con la actitud y el daño que el hombre producía. Estos seguramente eran de tamaño descomunal. Debemos tomar en cuenta que la mayoría de los llamados dinosaurios están catalogados como reptiles, y también había reptiles voladores en volumen catalogados a estos como bestias gigantescas.
Consideremos que al final de su juicio, de todos estos, sólo el hombre justo encontró gracia en la forma de Noé y su familia. Las bestias, reptiles y aves del cielo más violentos no encontraron esta misma misericordia. Seguramente aquí fue cuando se decidió su suerte. Ya más adelante encontramos que a Noé se le dio la encomienda de rescatar a los demás animales de la creación, según su especie. Lógicamente, aquellos animales que no eran tan violentos y destructores como aquellos que fueron desechados.
Cabe también recordar que todos los dinosaurios han sido encontrados enterrados. Sabemos que después del diluvio, al reposar el agua y retroceder a sus ríos, lagos y mares, seguramente hubo mares de lodo que sepultaron todo aquello que no pudo sobrevivir. Si los dinosaurios hubieran muerto de vejez o atacados por otros seres como naturalmente sucede, los animales del campo u otras fieras, incluyendo aves rapaces, de rapiña, hubieran destrozado los cadáveres de estos inmensos monstruos. Una de las teorías de los científicos dicen que los dinosaurios fueron extintos por un meteorito, que al estrellarse contra tierra, levantó una nube muy grande de tierra y los sepultó. Si aplicamos nuestra fe en lo que la palabra de Dios dice, nos encontraremos que no hay nada escondido o extraño al encontrar huesos de animales antiguos debajo de la tierra.
Ahora viene el hecho de refutar lo que los científicos dicen, al respecto del tiempo que los restos de los huesos tienen, y aquí es donde debemos ejercer nuestra fe. Porque el predicador dice lo siguiente: Eclesiastés 1:18 “Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.” Y también nos dice que tengamos nuestro tiempo ocupado en las cosas del Señor 1ª Timoteo 6:20 “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia.” Esperemos que este estudio, dé la certeza que la mano del Creador ha estado desde el principio, y que nada quedó fuera de su diseño y creación.
Diác. Juan Manuel Molina
Lynwood, California
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