El sábado, día de reposo

Es un día apartado para realizar una conexión total con Dios, día en el que nada más importa, sino el tener comunión y sentir esa paz que solo él da.

¿Qué es el sábado?

Tiene un origen hebreo “shabat” que significa reposo o descanso.

Sábado es el nombre del séptimo día de la semana. La escritura menciona:
  • Seis días trabajarás y harás toda tu obra: Más el séptimo es reposo a Jehová tu Dios: ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu peregrino que está dentro de tus puertas: porque descanse tu siervo y tu sierva como tú. (Deuteronomio 5:13 y 14).

En el pueblo judío, a diferencia del resto del mundo, los otros días de la semana (Dom., Lun., etc.…) no tienen nombre propio, sino se refiere a estos días como primer día hacia sábado, segundo día hacia sábado, etc. Cada día es conocido por su relación con ese día de reposo, esperando con ansia su llegada, pero ¿Qué tiene el sábado que lo hace tan importante?

Este día es especial por la bendición de Dios, “Y acabó Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposo el día séptimo de toda su obra que había hecho. Y bendijo Dios al día séptimo, y santificólo…” Génesis 2:2-3. Es el sábado entonces un día especial, apartado por Dios mismo y hoy se ha convertido en una bendición en nuestras vidas.

Reposo de nuestra obra

Los preceptos para guardar el día de reposo son; no trabajar (ningún tipo de trabajo)… dice la escritura: “Seis días trabajarás, y el séptimo será reposo para Jehová tu Dios.” Éxodo 20:9.

Y el segundo es descansar en sábado “…y el séptimo días descansarás” Éxodo 23:12.

Pero, ¿Por qué se necesito esto? Si obviamente al no trabajar, pues descansaríamos, ¿Por qué se hace hincapié en descansar?

La Biblia nos muestra con claridad que uno es resultado automático del otro, al dejar de trabajar no necesariamente se incluye el descanso, el descanso en sábado es algo extra, algo que va más allá del simple hecho de dejar de trabajar. Al observar lo que nos rodea, muchas veces como jóvenes nos creemos capaces de hacer prácticamente todo, vivimos con el miedo de confrontar el hecho de que no somos dueños de nada, que nos gustaría ser el numero uno y ser el capitán de nuestros propios barcos. Nos gustaría vernos como el centro total del universo, teniendo el control de nuestra vida, nuestro destino y el mundo, decimos “todo está bajo control, no necesito de nadie,” y en el proceso sacamos a Dios de nuestras vidas.

Entra entonces el sábado y es el que nos asegura de nuevo en tierra, mostrando cuál es nuestro lugar en esta vida y para que fuimos creados. Abstenerse de trabajar es el primer paso para lograr este objetivo. Dios le dio al hombre la libertad de decisión, el poder de manipular al mundo e incluso cambiarlo, quizá por eso nos engañamos pensando que tenemos el control del mismo, cada día séptimo, nos “retiramos” del mundo, declaramos que no estamos a cargo del mundo, y detenemos toda actividad y reconocemos que el mundo es de Dios.

Objetivo principal

Al salir de la fantasía de nuestro propio poder (una vez que nos damos cuenta que no somos otra cosa más que creación de Dios) nos liberamos para tratar de alcanzar el objetivo principal del día de reposo, PONERNOS EN CONTACTO CON DIOS. Es cierto que podemos hacerlo en la semana, pero el nivel de espiritualidad es mayor al guardar el mandato establecido y congregarnos con la Iglesia.

En sábado es cuando dejamos de innovar, de competir en el mundo, de manejar tu auto, de salir y en lugar de imponer nuestra voluntad procuramos tener armonía con nuestro Padre celestial. A esto se refiere la Palabra de Dios sobre descansar en sábado. El difícil esfuerzo que implica ponerse en contacto con Dios, el alma tiene lo que estaba buscando; está descansando, abrigado bajo el amparo del creador no hay preocupación, su mano nos guarda.

La diferencia entre lo santo y lo mundano es tan clara como el día y la noche, la contaminación del mundo son las distracciones diarias, el viajar, alcanzar ese grado de confort, y lo sagrado es el alma anhelando acercarse con Dios. El alma no quiere dormir, comer, etc.… el espíritu se alimenta con la espiritualidad y eso buscamos, ser más espirituales y menos materiales, el día sábado es metafóricamente hablando nuestro receso, nos fortalece, no para dejar o desechar el mundo diario sino para mantener nuestra capacidad de ser independientes de él.

Cristo y el sábado

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas, sino a cumplir… porque de cierto os digo que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.” Mateo 5:17,18.

El Señor Jesús en diversos sermones mencionaba el hecho de no infringir los mandamientos establecidos por Dios, así que “De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñaré a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: MÁS CUALQUIERA QUE HICIERE Y ENSEÑARÉ, ESTE SERÁ LLAMADO GRANDE EN EL REINO DE LOS CIELOS” Mateo 5:19.

Muchas veces se nos hace fácil el faltar en sábado, diciendo que no pasa nada, solo será este y ya, o cuando no hacemos hasta lo imposible por lograr no infringir este mandamiento, simplemente ignorando que sabemos que está mal.

“…Más el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es la libertad, y perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho.” Santiago 1:25.

¿Qué hacer?

Hermano joven, invita a tus amigos, compañeros, familia, al templo, guarda este día tan especial, recuerda de tarde a tarde, el viernes a la puesta del sol hasta concluir el sábado a la puesta del sol. No haciendo más de lo que implica un día de reposo en paz y dedicarlo cien por ciento a nuestro Dios. Pero establece una regla, no habrá entretenimiento externo; sin televisión, sin internet, dejando todo a un lado, canta alabanzas con devoción, habla de la palabra de Dios, disfruta del don celestial, la clave es, dejar las preocupaciones de este mundo, y estar en contacto con el todopoderoso.

“Bienaventurado el hombre que esto hiciere, y el hijo del hombre que esto abrazaré; que guarda el sábado de profanarlo, y que guarda su mano de hacer mal.” Isaías 56:2

Gonzalo Isaí Caballero Mata
Saltillo, Coahuila

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