Buscando las cosas que no se ven

“Es pues la Fe las sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven” (Hebreos 11:1).

Este es uno de los versos de las Sagradas Escrituras que de manera clara y precisa nos define el concepto de” Fe” y nos exhorta a tener la plena confianza y seguridad de lo que estamos creyendo, esta palabra aunque pequeña tiene un gran significado en la vida de los hijos de Dios. Pero, ¿Realmente la hemos practicado de tal forma que estemos convencidos que es el cimiento para que hayamos obtenido justificación y salvación de Dios por medio de su Hijo Jesucristo?

El mismo Jesús exhortaba a sus discípulos diciendo:”…Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate a la mar, y no dudare en su corazón, mas creyere que será hecho lo que dice, lo que dijere le será hecho. (Marcos 11:22-23). Palabras que también debemos adoptar y ponerlas por obra.

El apóstol Pablo le recomendaba a Timoteo que no naufragará en su fe, antes bien la mantuviera y tuviera una buena conciencia (1 Tim. 1:19). Como podemos notar la Fe es un punto fundamental en nuestra vida, porque es de menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. (Hebreos 11:6).

Tal vez te preguntes: ¿Cómo puedo mantener mi fe en este mundo donde se viven tiempos difíciles? Podemos poner muchas trabas y argumentos para decir que es imposible creer en Dios y aun estar a su servicio, porque todos se afanan en cosas terrenales más que en las espirituales, lamentablemente todo se centra en base a superficialidad, apariencias y bienes materiales. ¿Estas siguiendo las mismas tendencias? o ¿Estas preocupado por aumentar tu fe?

La palabra de Dios nos exhorta cuando nos dice: Sin cesar acordándonos delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, y del trabajo de amor, y de la tolerancia de la esperanza del Señor nuestro Jesucristo (1 Tesalonicenses 1:3). Sabemos que tendremos tribulación, pruebas y tentaciones, porque Satanás también hace su obra, pero si confiamos plenamente en Dios podemos vencer los dardos del maligno con ese gran escudo de la Fe. Y si sentimos que aun nos falta este don pues hay que demandarlo, porque sin Fe es imposible agradar a Dios.

El tener la plena convicción de lo que estamos creyendo nos trae grandes beneficios, pero debemos trabajar en ello, no solo esperar recibir las bendiciones de nuestro Dios, si no pensar en: ¿Qué le estoy dando a mi Dios para gozar de sus misericordias? La Biblia nos relata ejemplos de grandes hombres y mujeres que acataron al llamado de Dios y por esa grande fe alcanzaron salvación y misericordia, sin cuestionar ni pedirle pruebas tangibles de lo que habrían de hacer.

Imagina si cuando fue llamado Abraham, este hubiera cuestionado a nuestro Dios, pero dime: ¿Exactamente a donde me vas a mandar, estaré seguro, tendré que comer?

No en vano se le considera el padre de la Fe, ya que siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salio sin saber a donde iba (Hebreos 11:8), aun no le negó a su único hijo Isaac cuando se lo pidió en sacrificio. O aquellos que con solo tocar el manto de nuestro Señor Jesucristo eran sanados tan solo por el hecho de tener esa grande fe y creer que con esa acción obtendrían su bienestar físico.

Si entendemos que por la fe obtenemos: el perdón de nuestros pecados, justificación, salvación, una vida en santidad, aprovechamiento del evangelio, acceso a Dios, nos ayuda a vencer tribulaciones, fomentamos los frutos del espíritu, nos hace herederos de la vida eterna…entre otras cosas, ¿que esperamos para obrar por medio de la fe? por lo que debemos mantener firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió. (Hebreos 10:23).

Pero, que pasa cuando ¿Nos mantenemos indecisos y nos afanamos en las cosas del mundo? Cuando ¿Nos olvidamos que por esa fe conocimos el evangelio y alcanzamos la gracia de Dios para estar en su camino? Examinaos a vosotros mismos si estáis en fe; probaos a vosotros mismos. ¿No os conocéis a vosotros mismos que Jesucristo esta en vosotros? Si ya no sois reprobados. (2 Corintios 13:5).

Reflexionemos y analicemos si preferimos empaparnos de los asuntos del mundo o de las cosas de Dios, porque es muy fácil aprender el camino de las gentes y obrar conforme a los deseos de la carne, además de procurar hacer solamente tesoros en la tierra, seguir la tendencia actual de que el mejor o el que tendrá mas aceptación será el que posea mayor cantidad de bienes materiales y conocimiento, pero ¿A costa de que? De que para lograrlo se olviden de buscar a Dios y tengan fe pero en ellos mismos. No seamos como aquel joven rico que en lugar de seguir a Cristo, se fue triste porque no quiso despojarse de sus posesiones, rechazando la oportunidad que se le ofrecía porque puso su esperanza en las cosas que se ven, que son temporales sin tomar en cuenta que aquellas cosas que no se ven son eternas.

“Más tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre (I Timoteo 6:11).

Tomemos el ejemplo del apóstol Pablo que decía:”Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mi; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entrego a si mismo por mi.(Galatas 2:20) .

No olvidemos que tenemos una promesa divina, estamos viviendo tiempos difíciles, pero nuestro Dios nos da las armas para seguir luchando, y llegar a la meta anhelada. Nos amo tanto que envió a su hijo dando la esperanza de una vida eterna, pero marcando la pauta:”Para todo aquel que en El creyere”, por lo que concluimos que es indispensable la fe para alcanzar misericordia.

Solo nos resta hacer propias las palabras que nuestro Dios expresa en su palabra: “Pelea la buena batalla de fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos (I Timoteo 6:12).

Por lo que te invito amado joven a buscar las cosas que no se ven luchando día a día por permanecer firmes y fundados en la fe y sin movernos de la esperanza del evangelio, “Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe”. (I Juan 4:5)

Gabriela Tello Martínez
Morelia, Michoacán

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