La Soledad

¿Alguna vez te has encontrado en medio de mucha gente y a la vez te has sentido inmensamente solo? El debilitamiento de los vínculos familiares, una ruptura amorosa, la fragmentación de los lazos sociales, la ancianidad, la viudez, la partida de un hijo, vivir en el extranjero, sentirse traicionado, la aceptación de un divorcio, etc… son en suma algunos de los escenarios que pueden ocasionar un fuerte impacto emocional y físico en la salud de las personas. Son situaciones ajenas al control de uno mismo que llevan implícito un factor común: la sensación de vacío, la falta o carencia de alguien, en una palabra: soledad.

Esta sensación es una de las trágicas características de nuestro tiempo, este estado paradójicamente viene acompañado de dolor, ansiedad, de un gran pesar y de mucho sufrimiento por la persona que lo está experimentando y se puede presentar en cualquier momento de la vida, ya que es una lucha constante contra todas las adversidades que surgen cuando menos lo esperas.

No obstante el peligro radica en que si la causa no es atendida e identificada a tiempo, puede desembocar en problemas mayores, porque el ser humano en su deseo de llenar ese vacío que le oprime, quizá pueda errar o desviar su camino de las cosas buenas y edificantes. Hay que resaltar que la persona que se siente sola está experimentando un dolor muy fuerte del cual no sabe cómo salir porque se siente extraviada, personalmente muy pocas veces en mi vida me he sentido tan triste, pero hubo un tiempo en que esperaba que fuera cierto que llorar aliviara el alma de la tristeza, sin embargo en esa ocasión no había surtido efecto alguno; por más que había llorado, no había alcanzado aliviarme, intenté hablarlo, pero no lo pude expresar, y terminé platicando de otro tema.

También me arrodillé a orar, pero no encontré palabras para expresarle a Dios lo que sentía, así que finalmente, hice lo que me enseñaron desde niña: buscar en la Biblia, esperando encontrar algo que secara mis lágrimas y consolara mi corazón, que estaba atropellado, por describirlo en un lenguaje más simbólico. Quiero decir con esto que quien se siente solo normalmente se aísla, la mayoría, sino es que todas las veces, porque prefiere sufrir solo antes que ser herido nuevamente, quizá es porque atraviesa por un momento de dolor espiritual, no encuentra consuelo, palabras de alivio, ni descanso. En resumen, un tormento que nadie podrá sentir igual, porque es el alma quien gime, busca auxilio y ayuda, pero desconoce cómo o donde encontrarla, tal como me sucedió.

Son muchísimos los hombres que sufren dolores extremos y soledades abrumadoras, el dolor espiritual que experimentan se debe a que se han alejado de la única fuente de gozo y paz verdadera, es decir: Dios. Los hombres pocas veces recuerdan que Dios no está cerca, sino que Dios está en nosotros, “Porque Él (Dios) dijo: No te desampararé, ni te dejaré.” Hebreos 13:5.

Como muestra de ello haremos memoria del Señor Jesús, quien también experimentó la soledad porque fue humano como nosotros cuando estuvo en la tierra, “Eli Eli lama Sabactani” que traducido quiere decir: “Señor, Señor ¿Por qué me has abandonado? Estas palabras no estaban dentro de la profecía, sino que surgieron de Él, puesto que siempre había gozado de la protección divina del Padre; sin embargo tenía que sufrir al máximo por amor a todos los hombres, que tuvo que llevar consigo los pecados del mundo. Si bien era menester que todas estas cosas ocurrieran para que el mundo fuera salvo, Jesús mostró que si al dolor le ponemos amor y confianza, verdaderamente seremos vencedores como lo fue Él.

Por consiguiente, no debemos engañarnos pensando que en la vida no sufriremos o no padeceremos, puesto que el sufrimiento y el dolor son inevitables, pero a todo esto puedo asegurar con plena confianza, que el Señor permite que sucedan estas cosas porque serán una experiencia útil para nuestro desarrollo; Santiago 1:2-3, dice: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”

En la Biblia hay muchos ejemplos de hombres temerosos de Dios que en algún momento se sintieron solos, pero el Dios de amor que todo lo ve, se mostró maravilloso con ellos y los socorrió aún en esos momentos, es así como al atravesar por estas experiencias debiéramos tomar en cuenta que lo adecuado y saludable, es verlas como una invitación de la conversión del corazón a la fuente de gozo y paz, como dice el profeta Amós en el capítulo 5:4-9.

Es cierto que puedes llegar a sentirte solo, ya que nuestro cerebro puede ser capaz de crear innumerables remolinos caóticos que dañan nuestra salud mental, pero debes evitar que la idea de soledad lo domine; antes es preciso eliminar esos pensamientos derrotistas y sustituirlos por objetivos nuevos, cruzar puentes desconocidos, entender que la soledad también es buena cuando nos permite reencontrarnos a nosotros mismos, para orar y meditar, pero principalmente para volver a Dios.

Acercarnos a Dios es lo único que puede curarnos y dar verdadero sentido a nuestra existencia, esa debe ser nuestra confianza. Con la ayuda de Dios, te invito a que mantengas tu corazón y tu mente enfocados en pensamientos positivos. La Palabra de Dios lo dice: “Por lo demás, hermanos (y hermanas), todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8.

Rodéate de tus mejores amigos, pide que te acompañen en la situación que estás atravesando, no es suficiente intentar, sino que debes esforzarte honestamente todos los días por salir de ello. Ora, pero con fe, creyendo que el Señor responderá, porque Él no es indolente ni indiferente a nuestras necesidades. Recalco: Ten fe y te aseguro que si la tienes, esa soledad se irá, recuerda que “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará de mí: mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.” Salmos 40:17. Que esa sea tu confianza.

Dios no sólo se acordará de ti de vez en cuando, pues Él piensa en ti pese a que permite que estés pasando por aflicciones y pruebas. Tú siempre te encuentras en la mente de Aquél que es tu ayuda y tu libertador.

Deseo finalizar con un bello Salmo (10:14), que versa: “Pero tú has visto la pena y el dolor, los miras y los recoges en tus manos” y si hablamos de ellas, cierra tus ojos extendiéndolas al cielo y repite conmigo:

Solo dame una palabra tuya y sanaré
Solo dame aliento tuyo y tendré vida
Solo tomaré tu mano Oh buen Dios y nunca más estaré solo

Darinka Darili Pech Moo
Beth-el, Mérida Yucatán

No hay comentarios: