“La oración no es una varita mágica para que Dios haga realidad nuestros deseos, sino más bien es una manera de convertirnos a nosotros en instrumentos para que los deseos de Él se hagan realidad” R. V. Marker
La oración es definida por la Enciclopedia Hispánica como: “Diálogo del hombre con la divinidad que responde a algún tipo de manifestación de ésta. La respuesta humana puede ser de reconocimiento, de acción de gracias, o de petición ante alguna necesidad”. Cómo joven cristiano, seguramente te han enseñado que la oración es el medio más eficaz para comunicarnos con nuestro Padre Dios, y que a través de ella podemos darle gracias por las bendiciones que llegan a nuestra vida y en donde nuestras necesidades espirituales, materiales y emocionales pueden ser resueltas, tal como se menciona en Juan 15:7 “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, y os será hecho”.
A pesar de ello, en ocasiones pareciera que nuestras plegarias no trascendieran hasta la presencia de nuestro Dios, y esto nos puede desesperar porque llegan momentos en los cuales lo piensas y dices: quiero un empleo, quiero una pareja, quiero un auto, quiero viajar, quiero esto o aquello y las respuestas a lo que queremos parecieran no llegar.
Con base en lo anterior, nos enfocaremos a dos momentos, el primero se relaciona con la siguiente cuestión:
¿Lo que quiero en este momento es realmente lo que yo necesito?
En ocasiones oramos y no pedimos lo que necesitamos, sino más bien lo que creemos necesitar o por decirlo de otra manera, nos afanamos en pedir que nuestros objetivos se cumplan al momento y no pedimos que Dios disponga los medios para nuestros fines, todo conforme a su voluntad. De allá lo que se nos menciona en Santiago 4:3 “Pedís y no recibís, porque pedís mal…”
Lo que muchas veces una persona pide es tener dinero, sin embargo ese no debe ser el objetivo sino más bien el medio, el propósito es que a través de la obtención de ciertos bienes podamos cuidar mejor de nuestras familias. No obstante, a veces el tener más dinero o riquezas se vuelve el objetivo, y por alcanzar ese fin, creemos que Dios nos manda un empleo que implica trabajar en sábado.
Ciertamente debemos realizar actividades y tener los medios para obtener nuestros objetivos, pero no debemos olvidarnos que la verdadera esencia de la oración está en recibir lo que Dios nos brinda y no lo que nosotros creemos que nos da. De ahí la importancia de pedir en nuestras oraciones que Dios disponga los medios adecuados para alcanzar nuestros objetivos, es decir lo que realmente necesitamos, siendo ésta, la fórmula para realizar una oración con petición, realmente eficaz.
Ahora bien, teniendo clara la importancia de determinar lo que necesitamos, es ahora necesario entender cuáles son los elementos para que nuestra forma de pedir sea la correcta.
Características de la oración eficaz
Este punto es bastante fácil de contestar, pero más difícil de realizar, pues la oración eficaz debe ser:
1. Con fe. “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, los recibiréis” Mateo 21:22, pues si bien es cierto que Dios es todo poderoso y para Él no hay nada imposible, si nuestra oración se realiza con duda de lo que puede obrar, y de los alcances que la misma puede tener, ciertamente nunca obtendremos respuesta sobre lo que necesitamos.
2. Con humildad. “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” Santiago 4:6. Básicamente si nuestras acciones no son hechas con humildad y sencillez de corazón, todas ellas son restadas en valor, así también nuestras oraciones, dado que si no somos humildes de aceptar que las cosas son dadas por nuestro Dios, no alcanzaremos misericordia delante de Él.
3. Confiando en la voluntad de Dios. “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” 1ª Juan 5:14. Confiar en la voluntad de Dios, suele ser en ocasiones puesta en juicio, lo cual no agrada a Dios, porque si interponemos nuestra voluntad, lo que se presente puede ser insustancial y efímero.
4. Ofrecida en justicia. “…la oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho” Santiago 5:16. Intentar que Dios nos escuche cuando nuestros hechos son injustos es un elemento que limita en un gran porcentaje nuestras peticiones, recuerda; Dios no puede ser burlado y Él conoce nuestros corazones y nuestras acciones e intenciones, ya sean buenas o malas.
5. Con perseverancia. “Orad sin cesar” 1ª Tesalonicenses 5:17. Dios es el único que sabe los tiempos y momentos del hombre, es por ello que las peticiones de nuestro corazón deben ser constantes y las respuestas llegaran en el momento que Dios ha destinado que ocurra.
La grandeza e importancia de la oración, no sólo recae en pedir y repetir palabras, sino más bien, con el matiz que la hagamos. Conocer las características de una oración eficaz puede ayudarte a mejorar no sólo tu forma de orar, pues toda tu vida debe ser entregada a Dios con fe y humildad, confiando en su voluntad, en justicia y en perseverancia.
Para poner en práctica las características de nuestras peticiones debemos tomar en cuenta la fórmula para realizar una oración eficaz: pedir lo que necesitamos y no lo que creemos necesitar, dado que al darte tiempo de reflexionar y analizar lo que necesitas tienes que pasar por un proceso que implica:
- Que tengas fe en que Dios te dará lo que le pides porque no son cosas vanas.
- Que seas humilde para renunciar a aquellas cosas o peticiones que no te convienen o crees necesitar.
- Un mayor grado de confianza con Dios, pues tú te das a la tarea de entregarle tus cargas a Él y asimismo Él, de proporcionarte las mejores soluciones.
- Que seas justo y digno al realizar tu oración, ya que si no te encuentras en esa limpieza, tú mismo no hallarás las palabras adecuadas y de esta forma, poder determinar lo que tu vida necesita.
- De pedir todos los días y perseverar en ello.
Este proceso lo vivieron varios hombres y mujeres de la Biblia, pues para que sus oraciones fueran escuchadas y respondidas tuvieron que eliminar todas aquellas cosas que los ensuciaban, que apartaban del camino del eterno y redimir sus corazones a la voluntad de Dios, con fe y humildad, esperando en Él, sus bendiciones. Quisiera compartirte mi ejemplo favorito de la grandeza que puede ser el que se realice una oración eficaz, el cual se encuentra en el primer libro de Samuel, donde aprendemos la hermosa enseñanza de Ana, mujer de Elcana.
Ana es considerada una de las mujeres más virtuosas y justas de la Biblia, ya que recibió bendición de parte de Dios, pues su corazón se afligía grandemente por no poder ser madre; así que año tras año ella subía al templo y a través de la oración pedía: “Jehová de los ejércitos, si te dignares a mirar la aflicción de tu sierva, y te acordares de mi, y no te olvidares de tu sierva, mas dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no subirá navaja sobre su cabeza” 1ª Samuel 1:11.
En esta oración podemos notar el grado de humildad, confianza y fe que Ana tenia para con Dios, pues claramente decía “si te dignares… y te acordares”, dando por entendido que ella delante de Dios es pequeña y sin ningún poder de ser, sin la bendición del mismo. He aquí se presenta asimismo la voluntad de Dios, la cual no era sólo que Ana fuese madre, sino que naciera de ella un hijo, el cual sería entregado al servicio y adoración de Él.
Por último y no menos importante, un consejo para orar es el de enfocarnos no tan sólo en necesidades propias, ya que el amor hacia nuestro prójimo no debe expresarse sólo en la convivencia con los mismos, sino que el amor fraternal se debe manifestar en nuestras oraciones pidiendo por el bienestar de aquellos conocidos o no, que sufren o necesitan paz y no pensar egoístamente “mis problemas son más importantes”
No me resta más que recordarte: pide lo que tu corazón necesite y ¡cuéntale a Él tus necesidades! “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” 1ª Pedro 5:7.
Marion Itzel Pech Moo
Mérida, Yucatán
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