Habla a la Peña

“…y hablad a la Peña en ojos de ellos; y ella dará su agua, y les sacaras aguas de la peña, y darás de beber a la congregación, y a sus bestias” Números 20:8. 

En muchas ocasiones nos encontramos ante situaciones donde tenemos que tomar una decisión, algunas pueden ser muy comunes y triviales como son las que tomamos en aquellos aspectos cotidianos: escoger si viajar en un transporte público o hacerlo en uno particular, el vestir de determinado color, el abrigarse o no hacerlo, estas decisiones que tomamos diariamente y tal vez no representen dificultad alguna, pero también hay aquellas decisiones de gran importancia de las cuales depende nuestro futuro y algunas veces aun de ellas depende nuestra vida o la de nuestros seres queridos. 

Notamos que en el ambiente que nos rodea cada detalle o cada aspecto que movemos tiene una consecuencia ya sea buena o mala, de ahí la importancia de esa “decisión”. Por ejemplo, el decidir entrar a una clase o no en el ambiente educativo: si entras no tendrás ninguna dificultad al aprobar la materia pero mucho mejor que eso es que lograras adquirir el conocimiento, sin embargo, si no lo haces tal vez apruebes la materia pero no lograste adquirir el conocimiento adecuado que en un futuro te va a ser requerido y probablemente como consecuencia la dificultad al encontrar algún empleo. 

Por lo anterior, tenemos que entender o hacer conciencia en nosotros que una buena decisión traerá buenos resultados y al contrario, una mala decisión acarrea malos resultados o dañinas consecuencias. Mencionaremos ahora el ejemplo de Moisés cuando en la ruta hacia la tierra prometida se encuentra ante una situación extremadamente difícil. 

Pero ¿Quién era Moisés? Todos sabemos que Moisés es considerado como el libertador del pueblo de Israel. La biblia nos dice: “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.” (Números 12:3). Sin duda alguna, es difícil imaginar a un hombre manso (de condición benigna, suave, apacible, sosegada y tranquila), en un momento de desesperación, enojo o incredulidad; tal vez podemos conocer a alguna persona que es manso y sabemos que el hacerlo enojar, molestar o irritar es muy difícil más sin embargo es posible, ahora imaginemos a Moisés que era manso “más que todos los hombres sobre la tierra”, ¿Qué pudo haber pasado para que este varón de Dios fallara en un momento y tomara una mala decisión? 

Sucedió que encontrándose en el desierto de Zin, el pueblo de Israel tuvo sed, sin lugar a dudas una situación extremadamente difícil. El pueblo comenzó a reclamar a Moisés y a Aarón hasta el grado de reprocharle y decirle que hubieran preferido la muerte a padecer ese momento de necesidad física. Ante esta situación la biblia nos dice que actitud tomaron estos caudillos del pueblo de Israel: “Y fueronse Moisés y Aarón delante de la congregación a la puerta del tabernáculo del testimonio, y echaronse sobre sus rostros y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.” (Números 20:6). 

Notamos que ante la presión probablemente más psicológica que física, Moisés toma una buena decisión ¿Cuál fue esa buena decisión? Buscar a Dios antes de tomar una decisión por ellos mismos. Pudiéramos imaginar que Moisés y Aarón, en caso de tener otro temperamento o en caso de tomar una mala decisión, pudieron haber dicho al pueblo que regresaran a Egipto o que cada quien viera por sí mismo, pero no fue así. Moisés busco a Dios y la consecuencia de esa buena decisión fue que Dios le dio solución al problema o a la necesidad que tenía el pueblo de Israel: “Y hablo Jehová a Moisés diciendo: Toma la vara y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña en ojos de ellos; y ella dará su agua, y le sacaras aguas de la peña, y darás de beber a la congregación, y a sus bestias.” (Números 20:7, 8). Es importante ver el versículo anterior con más detalle porque en la solución que Dios da a Moisés para su problema va una indicación fundamental: “HABLAD A LA PEÑA”, no “HERID A LA PEÑA”. 

Sucede pues que Moisés después de haber tomado una buena decisión (acercarse a Dios y pedirle solución a su problema), toma una mala decisión desobedeciendo a Dios, pero no fue solo eso, después de que Dios a lo largo de la liberación de Egipto les mostrara muchas señales, tal vez por la presión del pueblo, tal vez por enojo, tal vez por ira, tal vez por desesperación, no creyó que podía ser posible que de la peña saliera agua hablándole para poder dar solución a su problema. “Y juntaronse Moisés y Aarón delante de la peña y dijoles; oíd ahora rebeldes: ¿os hemos de hacer salir aguas de esta peña?” (Números 20:10). 

En ese preciso momento Moisés dudo si podría ser posible que de esa peña tan solo hablándole pudiese salir agua para apacentar al pueblo de Israel que lo presionaba fuertemente a causa de la necesidad física que presentaba, también en esta ocasión pudiésemos imaginar que pudo haber pensado Moisés, probablemente tenía miedo a que si no salía agua el pueblo en represalia hiciera algo horrible o desastroso, tal vez al no ver una solución pensaba que habría un caos total a causa de la sed y probablemente así fue que dudo. 

¿Qué hubieras hecho tu? Imagínate en la misma situación, mejor que eso, solo imagina toda tu colonia pidiéndote agua, todos ellos de temperamentos diferentes ¿Qué harías? ¿Tomarías una buena decisión? 

“Entonces alzo Moisés su mano, e hirió la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mi, para santificarme en ojos de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.” (Números 20:11, 12). 

Observamos que Moisés ahora decide mal: “HIRIÓ LA PEÑA 2 VECES”. La consecuencia es un castigo terrible para Moisés: No entraría a la tierra prometida, solo la vería. Vemos que a pesar que Moisés le pide a Dios que le deje pasar, Dios le responde que él no pasara el Jordán solo pudo ver a lo lejos esa tierra por la cual había caminado en el desierto tanto tiempo: “Pase yo, ruégote, y vea aquella tierra buena, que está a la parte allá del Jordán, aquel buen monte, y el Líbano. 

Es difícil probablemente imaginar la tristeza o la frustración que sentía Moisés o tal vez bada de eso, simplemente la aceptación de que era orden de Dios. Pero así mismo podemos ver que una indecisión o mala decisión tiene consecuencias muy graves. 

Ahora consideremos al pueblo de Israel: ¿Qué tenía el pueblo que logro que Dios se enojara con el hombre más manso de la tierra por causa de ellos? ¿Rebeldía? ¿Orgullo? ¿Arrogancia? Imaginémonos hablando con una persona rebelde, no sujeta a razones ni leyes ¿será posible tratar con ella? Imaginemos una persona orgullosa con la cual tú nunca puedas tener la razón, ni nadie ¿será posible tratar con ella? Imaginemos hablar con una persona arrogante intentando entablar una conversación de razón ¿será posible? Ahora no solo imaginemos a una sola persona, sino que imaginemos a muchas personas con las tres características anteriores juntas. Así era el pueblo de Israel. 

La historia del pueblo de Israel tiene muchos ejemplos de malas decisiones a causa de su rebeldía para con Dios lo cual ha tenido muchos castigos graves y lamentables, Dios les ha presentado muchas oportunidades a lo largo de su historia, a lo largo de su camino, pero han desaprovechado así cada una de ellas rebelándose contra Dios, siendo preferentes a sus propios deseos y caminos. 

En la biblia encontramos que el mismo Señor Jesucristo les hacer ver que fueron muchas las veces que intento que dejaran esas decisiones mañas que los llevaban a caminos errados: ¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedreas a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! (Mateo 23:37). 

Es triste que a pesar de tener muchas veces la oportunidad en las que pudieron tomar una buena decisión, dice el mismo Señor Jesucristo “Y NO QUISISTE”. 

Así, podemos ver históricamente que esa rebeldía, ese orgullo y esa arrogancia ya era característica del pueblo de Israel y que tuvo muchas malas consecuencias. 

En levítico 26 podemos observar alguna serie de castigos hacia la rebeldía y desobediencia del pueblo de Israel para con Dios, nos damos cuenta que el pueblo de Israel era un pueblo rebelde y que sus malas decisiones lo llevaron a tener castigos duros. 

Así mismo Moisés al lidiar con este pueblo tuvo un encuentro muy duro, ya que a pesar de que Moisés era manso lograron hacer que tomara una mala decisión con una consecuencia triste para él y su pueblo. Ahora, así como el pueblo de Israel y Moisés nosotros también tenemos que tomar decisiones en nuestra vida. ¿Estás tomando las decisiones correctas?, ¿Tomas en cuenta a Dios al tomar tus decisiones? 

Las mejores decisiones que puedes tomar son aquellas que no te alejen de Dios y te acerquen a él así veas que la adversidad es difícil de superar, cada que se presenta un problema una oportunidad o cualquier situación de cualquier tipo donde tengas que tomar una decisión importante acércate a Dios y será la mejor decisión que hayas tomado. 

Habrá muchas ocasiones que tengas que decidir cuestiones de trabajo, de escuela, que te podrían alejar de la familia, o peor que eso tal vez de la iglesia, tal vez tengas que mancharte, tal vez tengas que quedarte, pero eso lo puedes decidir sabia y acertadamente acercándote a Dios. ¿Cuántas adversidades o piedras de tropiezo se te han presentado? Drogas, bailes, convivios inadecuados, alimentación ilegal, diferencias con tus padres, diferencias con tus hermanos, uso de malas palabras o palabras con un sentido inadecuado disfrazando las ofensas. Son muchas las ocasiones que has tomado la decisión de enfrentarlas o ser parte de ellas, pero la pregunta que realmente valdría la pena hacernos no solo en este momento es: 

¿Tomaras la decisión de aferrarte a la verdad pese a la adversidad, aferrarte a Jesucristo, aferrarte a Dios? 

Recuerda que tomar esa buena o mala decisión tendrá una consecuencia: si te decides a seguir a Jesucristo, a seguir a Dios, es un hecho que la consecuencia que obtendrás será maravillosa (las bendiciones y recompensas están registradas en la biblia), también si te decides seguirlo no estarás solo porque escrito esta que él estará contigo. 

En este momento quisiera hacer referencia a el himno “Entra hoy a mi vida”, el cual nos menciona que esa gracia que Dios nos da, esa oportunidad, se debe aprovechar invitando a Cristo que entre a nuestra vida. Esa es la mejor decisión que podemos tomar: invitar a Cristo a mi vida. También dice el himno: “…pero por tu gracia sublime, llegaste a mi corazón… Cristo entra hoy a mi vida…” 

Así pues, cada detalle, cada momento que tomemos una decisión importante si estamos con Jesucristo será una correcta decisión, no debemos dudar y aferrarnos al Señor Jesucristo el cual es el medio para que Dios nos dé la mejor solución no solo para nuestras vidas cotidianas y lo que hacemos que pudiera marcar nuestro futuro si no para que podamos obtener esa solución a un mundo difícil y podamos reinar con el Señor Jesucristo y con Dios. 

Recuerda: Hablad a la peña, no golpearla. 

Dan Valdez Silverio
Chilpancingo, Guerrero

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