“Y habrá allí calzada y camino, y será llamado camino de santidad: no pasará por él inmundo; y habrá para ellos en él quien los acompañe, de tal manera que los insensatos no yerre.” Isaías 35:8.
Como bien lo mencionó el Apóstol Pablo, nuestra vida espiritual tiene como fin el obtener una corona, no una elaborada de algún material, más bien es una cuyo valor es incalculable; una corona de eternidad, en aquel ejemplo colocaba en el escenario a los atletas del estadio, denotaba su esfuerzo y las privaciones que debían de hacer para colocarse como buenos atletas, este mismo ejemplo aplica hoy para nosotros, debemos perfeccionar nuestro espíritu para que en esta carrera logremos tener el éxito debido, por lo tanto es claro que hemos elegido el camino de santidad mismo que nos llevara a la meta eterna dada por Dios al final de los tiempos.
Son muchos los ejemplos que la escritura muestra, pero la parte importante de estudiarlos y leerlos es poder adoptar a nuestra vida todas aquellas enseñanzas que hace en nosotros un efecto tal que nuestra forma de ser y pensar cambia, desde luego el cambio debe ser siempre para bien, Cristo Jesús también se llamaba como el “camino” mismo camino que lleva a Dios por medio de su ejemplo de obediencia, fe y SANTIDAD.
En muchas ocasiones podemos leer que aquellos hombres llamados fariseos cuestionaban al Señor Jesús con el fin de hacerlo caer en contradicción, sin embargo uno de los argumentos que hoy resaltaremos de estas situaciones es aquel momento donde el Señor ante la notable exageración que mostraban aquellos hombres sobre su linaje dice que, si de verdad fueran hijos de Abraham, las obras de aquel hombre harían; palabras que dejaron sin ningún argumento a esos opositores.
Esta misma reflexión deben tener ahora nuestros nombres, siempre nos denotamos como Hijos de Dios, seguidores de Cristo y firmes, convencidos del Evangelio, por lo que el razonamiento debe ser, si somos todo lo anterior nuestras obras debieran de ser las que Dios muestra en la escritura, siguiendo los ejemplos de Jesús al cien por ciento y ser reales predicadores con ejemplo, por lo anterior pensemos en que aún falta mucho que caminar en esta senda pero lo importante no es la distancia ni el tiempo sino el empeño y fe con que lo hagamos.
Por ello es nuestro deber convertirnos realmente en atletas espirituales que con fe y entereza conquistaran su meta eterna, en soldados de Cristo que logran triunfar en la batalla y todo ello claro con el auxilio de Dios que siempre será con sus Hijos, pensemos un poco en las palabras del Profeta Isaías cuando mencionaba aquel momento sublime del reino, donde los ojos que no veían tendrán vista, donde los brazos y pies cansados serán reconfortados, donde el cojo saltara y el mudo cantara, allí existirá una calzada, un camino que tendrá por nombre SANTIDAD y solo aquellos redimidos andarán en el de tal forma que no existirá lugar para el pecado y el error, si queremos estar allí debemos ocuparnos hoy de nuestra vida espiritual y de andar desde hoy y para siempre en el camino de Santidad.
Fraternalmente
Comité Editorial VOZ JUVENIL
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