Una cosa es evidente para aquellos que aceptamos el evangelio de Jesucristo, es que nos convertimos en mejores seres humanos, con un corazón de carne y no de piedra; el evangelio nos permea de tal manera que llegamos a aborrecer aquello que hacíamos y, aprendemos a observar bajo un nuevo estándar. Este proceso llega a existir al escuchar la palabra de Dios, De acuerdo a lo que el Apóstol Pablo indica: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Romanos 10:17, a partir de que se genera una semilla de fe en nuestro corazón por escuchar la palabra de Dios, nuestras acciones y manera de vivir evidencian obras de bien como Santiago lo comenta: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. ¿Más quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” Santiago 2:18-26.
En sí mismo, que alguien que hacia obras indignas del reino de los cielos ahora realice buenas obras es uno de los logros más hermosos que el evangelio de Jesucristo haya conseguido en la historia de la humanidad. Sin embargo, ahora que miramos bajo el estándar de Cristo, no debemos conformarnos con esta cualidad sino como los escritos paulinos indican: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” Efesios 4:13.
Luego entonces, la biblia enseña cómo es que debemos hacer para crecer a niveles mayores de excelencia como seres humanos. El apóstol Pedro en su segunda epístola capítulo 1 verso 5-9, nos muestra qué hacer, “vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, templanza; a la templanza, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.”
En el camino angosto, no sólo basta creer, los demonios creen y tiemblan, Santiago 2:19, ahora que la semilla de fe ha crecido abundantemente en nuestro corazón, el apóstol pescador de hombres, nos recomienda añadir a la fe, virtud, sabemos que los apóstoles escribieron en griego koiné, y esta palabra deriva del griego: Areté, cuyo significado es: excelencia y era usado por los escritores griegos para referirse a obras realizadas con un valor agregado alto; Por ejemplo, en la milicia a los soldados que desafiaron grandes empresas que parecían imposibles de vencer, y que a pesar de que eran imposibles de vencer aún así lucharon, se les consideró hombres de virtud; los tres amigos de Daniel son un bonito ejemplo de esto: “Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” Daniel 3:18. Ellos sabían que Dios podría liberarlos del tormento, es extraordinario lo que evidenciamos en esta frase “Y si no…” y si morían, no adorarían, y sí eran quemados vivos, no servirían a otros dioses, ellos añadían a su fe, virtud (Excelencia), sumémosle a las buenas obras con las que manifestamos nuestra fe ese tipo de acciones virtuosas.
Esta porción bíblica de segunda de Pedro es de lo más sublime, un sumario de lo que aprendemos en la biblia para ser buenos; luego añade conocimiento, que deriva de la palabra griega gnosis, el lenguaje griego era muy completo y, sabía que palabra usar en cada caso, por ejemplo: amor tiene 4 distintas palabras para referirse a qué clase de amor específicamente, en la de conocimiento hay dos palabras importantes la más trascendental es: Sofía que busca dar respuesta a todo lo que el universo encierra, Aristóteles la define como “el más perfecto de los modos del conocimiento, no sólo de las conclusiones, sino también de los principios primeros”. Dijo que Sofía era “conocimiento consumado de los órdenes más exaltados” (Aristóteles, Ética a Nicómeco 1141 a 20) y la segunda, gnosis, que es saber usar correctamente lo que de Sofía hemos aprendido, es decir Pedro (Utiliza Gnosis) nos recomienda agregar sentido común en los juicios. Una segunda acepción de gnosis es conocimiento en general, Pablo le pide a Timoteo que se ocupe de leer, o para decirlo de otra manera, de adquirir conocimiento, mucho bien nos haría documentarnos, leer, sobre todo ir a las fuentes primarias, no es del todo conveniente leer escritos de comentaristas y aplicarlos a la doctrina pura de la iglesia de Dios, sino ir a buscar la senda más antigua, aun en lo que a investigación se refiere.
“Añade a tu Fe, Virtud, a la virtud, conocimiento, al conocimiento; templanza”. Templanza es ahora donde focalizaremos nuestro estudio, la palabra que el apóstol utiliza en Griego es Enkatreia, cuyo uso regular en griego es más bien Autocontrol o la transliteración sería; tomar las riendas de uno mismo; aquellos que montan a caballo saben que tomar las riendas del caballo es controlarlo e indicarle hacia dónde dirigirse; para hacer un paralelo con nuestra vida, auto controlarse es dirigirse, decidir hacer lo correcto; aunque se desee con mucho ahínco ir a la reunión de fin de año de la empresa, decidiré no hacerlo, aunque me ofrezcan una copa con vehemencia en una reunión de negocios, decidiré no hacerlo, o como José el soñador que se controló por amor a Dios a pesar de que una bella mujer se presentó ante él, desnuda.
Si a estas cosas añadimos paciencia, seremos algo cercano a sacerdotes celestiales, llenos de bien ser en nuestra vida. En el caso de la paciencia, se encuentran tres palabras distintas que son utilizadas en el nuevo testamento, en ésta epístola, el apóstol Pedro utiliza: Hupomone. Ésta palabra la utilizaría en el caso de un estudiante, que trabaja y estudia, no sólo su carrera, se prepara en el inglés, en computación, toma diplomados, por todas estas actividades, sufre hambres, penas, desvelos, no puede asistir a divertirse muy seguido porque lo que gana está destinado a completar para sus inscripciones, comprar sus libros, dotarse de ropa y zapatos, todo porque espera que al final pueda lograr tener mejores cosas que estas que está perdiendo, porque preparándose logrará tener un auto, una casa y en términos generales gozar de bienestar. Si quisiéramos concentrar todo este ejemplo en una palabra griega, ésta sería Hupomone, el que espera para alcanzar una satisfacción más grande en el futuro, por eso la paciencia de la iglesia tiene un propósito santo, no es agachar la cabeza cuando alguien me falta al respeto, eso no es paciencia, si es tolerar el tormento en el foso de los leones porque la gloria venidera será mejor, no es quedarse callado ante una persona autoritaria cuando la razón y Dios me respaldan, si es aceptar permanecer en una cueva hasta que Dios coloque a uno en el trono de Israel. Eso es paciencia.
En la Septuaginta; que es la versión griega del antiguo testamento, cuando leemos proverbios 1:7 “El principio de la sabiduría es el temor a Jehová”. La palabra utilizada para temor, es Eusebeia, palabra griega que Pedro utiliza y que se traduce como: Piedad. Una de las características por las que la Iglesia de Dios se define perfectamente, es precisamente la reverencia con la cual Dios es tratado dentro del comportamiento social de la iglesia, buscamos el silencio reverente, buscamos una liturgia sana, buscamos orar de manera devota, es preciso comenzar a utilizarla también en nuestra vida diaria, ilustraremos esta idea a continuación con una historia real. Un joven llegaba todos los sábados al templo muy temprano, treinta minutos antes de que el culto comenzará, era uno de los organistas oficiales, escribía himnos, oraba de forma muy reverente, dirigía en las convocaciones, sin embargo y, a pesar de eso, su corazón estaba lejos de Dios, la palabra dice que “al árbol se le conoce por sus frutos”, pero Dios, no sólo está en el templo los sábados, la vida de este joven en la universidad era desatrampada decía vulgaridades, asistía a las fiestas, tomaba cerveza y alcohol y al saludarlo evadía cuando se le daba la paz. Su reverencia no era real. El temor de Dios debe estar presente en cada actividad de la vida, en la escuela, en la universidad, en las oficinas y talleres, en la casa de cada uno, Dios nos ve y su presencia está con nosotros, y mayor aún, Pablo manifiesta: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” 1 Cor. 3:16-17. La piedad aparente debe salir de la Iglesia, y la verdadera piedad (temor de Dios, reverencia, devoción) debe manifestarse en nuestra vida, no es valioso para Dios; porque el ama la verdad en lo íntimo, que solamente en la iglesia piensen que somos santos, la comunidad, el circulo con el que compartimos la vida diaria le debe decir a usted cómo se le dijo a uno de los miembros de la iglesia: “Tu cristianismo sale hasta por los poros”, ese sería un testimonio real de piedad. Nuestras esposas deben dar testimonio íntimo de nuestra piedad, tal vez Dios nos hable cuando nuestra esposa dice: “tu ministerio no está bien, no es de un ejemplo santo”. Cuando nuestra pareja e hijos no tengan que reprocharnos por nuestra reverencia y devoción, ese será un testimonio real de piedad. Todo ello, la reverencia que plasmemos el sábado en la casa de Dios y lo que hagamos en nuestra vida diaria, es Eusebeia y es lo que Pedro nos quería comunicar.
Dos virtudes nos falta enumerar para sumarle a nuestra fe, una es Filadelfos, Amor fraternal y la segunda Amor, del griego Agape. La historia de amor fraternal es contundente, en la época apostólica de la iglesia el amor fraternal era excelso, la palabra de Dios refiere que los hermanos estaban en comunión, compartiendo el pan, permaneciendo en la doctrina de los apóstoles… lo que hay que enfatizar es que los documentos de la época hablan sobre que el entorno social de la iglesia estaba compuesto en mayor número por esclavos, así que cuando la congregación se reunía cada uno compartía su pan, no había ningún tipo de discriminación, y por esa comunión existente, estas personas podían hacer una comida adecuada en la iglesia, eran tratados como iguales y eso desarrollaría en ellos un sentido de pertenencia increíble, en la actualidad esos principios debieran ser retomados, no debería haber ningún tipo de desplante, Pablo nos dice en Romanos 13:10 “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”. Es de suma trascendencia el saber que no debe haber en nuestra manera de pensar la idea de hacer mal, ni de palabra y mucho menos de acción, Jesús engrandece el principio cuando dice: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a quienes os maldicen….” De esta forma añadimos amor fraternal a nuestra vida no sólo hay que amar a nuestros hermanos y a quienes nos estiman, si eso hacemos ¿qué hacemos de diferente de los paganos? por eso la iglesia de Dios ama también a sus enemigos.
Si algo aportó el cristianismo a la vida social humana, fue el concepto ágape y, el mejor ejemplo de esto es cuando el señor en la cruz del calvario diciendo: “. . . Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” Nos mostró el nivel de amor que un ser humano debe llegar a alcanzar. Y esto sirvió de ejemplo para todos los fieles cristianos del siglo primero; en el libro denominado de los mártires, capitulo dos dice lo siguiente sobre la iglesia de Dios: “Plinio el Joven, hombre erudito y famoso, viendo la lamentable matanza de cristianos, y movido por ella a compasión, escribió a Trajano, comunicándole que había muchos miles de ellos que eran muertos a diario, que no habían hecho nada contrario a las leyes de Roma, por lo que no merecían persecución. «Todo lo que ellos contaban acerca de su crimen o error (como se tenga que llamar) sólo consistía en esto: que solían reunirse en determinado día antes del amanecer, y repetir juntos una oración compuesta en honor de Cristo, y a comprometerse por obligación no ciertamente a cometer maldad alguna, sino al contrario, a nunca cometer hurtos, robos o adulterio, a nunca falsear su palabra, a nunca defraudar a nadie; después de lo cual era costumbre separarse, y volverse a reunir después para participar en común de una comida inocente.» Ellos morían por amor (ágape) a Dios y amor a la sociedad, la humanidad no era digna de esta sangre de santos hombres. Esta palabra ágape que hemos mencionado, es la palabra que el apóstol Pedro usa para indicar amor, amor de este calibre, amor que es capaz de dar la vida por los amigos, amor que es capaz de emular a Dios que ama a todas su criaturas y que sus misericordias no decaen y que son nuevas cada mañana. Lamentaciones 3:22-23.
Será importante que no dejemos de crecer jamás, que cuando nuestro nivel de fe sea magnifico, crezcamos, que cuando tengamos fe capaz de mover montañas y una excelencia en nuestra vida que seamos capaces de dar la vida por nuestros ideales. Que cuando podamos lograr magnificas cosas, seamos capaces de amar al nivel de Cristo, tal vez en ese momento podremos decir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”
Obrero Antonio Calderón Fernández
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