Ante todo, sé humilde

“Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra: más con los humildes es la sabiduría” (Proverbios 11:2)

Muchas personas explican el significado de la palabra “orgullo” como el estar satisfechos de lo que somos o hacemos, pero en esta ocasión hablaremos de orgullo como vanidad o soberbia.

Es bien sabido que Dios a todos dio diferentes dones, como la capacidad de alabarle con algún instrumento musical, el don de hablar con facilidad su Palabra, el don de canto o cualquier otro. Si bien, Dios nos ha dado estas capacidades, es para alabar y bendecir su nombre, pero ¿Qué pasa cuando a nuestro corazón ha llegado el orgullo? Pasa, que las capacidades que Dios nos da, son utilizadas como instrumento para sentirnos superiores.

“Dos hombres subieron al templo a orar: el uno fariseo, el otro publicano. El fariseo, en pie oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo. Más el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.” (Lucas 18:10-13)

La enseñanza de esto es: cualquiera que se ensalza será humillado; y el que se humilla será ensalzado. Esto nos da a entender, que el orgullo no nos lleva a nada bueno, por el contrario, siempre trae consigo problemas, discusiones, y lo peor: nos lleva a ser desagradables ante los ojos de Dios.

No basta con ser una persona sumamente intelectual, para ganarte el aprecio de las otras personas, recuerda que ante todo, nunca debes perder la humildad, ser sencillo y agradable; en tu forma de ser, vestir y actuar.

No te dejes llevar por la soberbia, aun por más sabio que puedas ser. Así que, si Dios te ha bendecido con tan agradables dones, lo mejor que puedes y debes hacer es agradecerle por tan grata bondad.

Si el orgullo está llenando tu corazón, si has ofendido en algo a tu hermano o si has fallado por causa de tu soberbia no te des por vencido. Pídele a Dios la verdadera sabiduría, aquella que se demuestre por medio de tu fe y tus obras y no con tus palabras.

Recuerda siempre lo que dice el apóstol Pablo en Romanos 12:16 “…no seáis sabios en vuestra opinión.” Muchas veces, he oído a jóvenes decir, “yo soy más inteligente que ustedes juntos” ¿en realidad es así? Pero a veces se cree que la inteligencia de los hombres es superior a la que Dios da, dice la palabra de Dios en 1ª Corintios 1:25 y 27 “…porque lo loco de Dios es más sabio que los hombres… antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios…”

Así pues hermano, basándose en las Sagradas Escrituras, te tengo las siguientes recomendaciones para ser sabio ante los ojos de Dios:

Recuerda que: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios 1:7)

Se humilde, como dice Proverbios 11:2 “…con los humildes es la sabiduría” y Efesios 4:1-2 “yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados con toda humildad y mansedumbre con paciencia…”

Ama a tu prójimo; no le menosprecies por tener diferentes capacidades que tú, en algunas cosas (Santiago 2:8)

Buscando la verdadera sabiduría de Dios, no la de los hombres. (Proverbios 2:3) dios nos dice mediante el apóstol Pablo en 1ª Corintios 1:17 y 19 “Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio: no con sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo… porque está escrito: destruiré la sabiduría de los sabios y desechare la inteligencia de los entendidos.”

Si haces la voluntad de Dios, entenderás el temor de Jehová y hallarás su conocimiento. Espero, que esta sencilla reflexión te ayude para mejorar tu actitud ante las personas, para que te des cuenta de que el orgullo no es agradable ni para tu hermano ni para Dios. No te gloríes ni te ensalces a ti mismo y de esta manera lograrás la sabiduría de un verdadero Hijo de Dios. 

Yesli Yazmin Noh Tec



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