La Apostasía

La palabra apostasía se refiere a una persona que reniega su propia fe. La apostasía entonces, incluye un panorama general de esta situación dando hincapié a un rechazo colectivo que la gente manifiesta hacia Dios. Se puede catalogar, sin temor a equivocarse, por lamentable que sea, que la apostasía se ejerce cuando las personas son indiferentes hacia Dios y no muestran respeto a la fe. “Dicen pues a Dios: Apártate de nosotros, que no queremos el conocimiento de tus caminos. ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos á él?” Job 21:14-15. 


La doctrina de la Iglesia de Dios, cuya pureza y perfección constituyen un anhelo, llena de afirmaciones claras y contundentes, resultan pesadas de asimilar por la gente, y aún tristemente, por miembros de nuestra fe. Así que, en el enfoque de esta “indiferencia hacia Dios” analicemos lo que el discernimiento de la Escritura tiene para nosotros.

Amadores de sí mismos

Mira a tu alrededor y encontrarás gente llena de sueños, metas y ambiciones y no está mal fijarse metas, el problema radica cuando se convierten en obsesiones y anhelos poseídos de autocomplacencia. Esto conduce a que los deseos, cuyos motivos van albergando egoísmo, contradigan los valores cristianos en general y la gente actúe sin considerar su integridad y la de los demás. De esta manera se convierten en la presa de sus propios sentidos, sin tener en cuenta a Dios, con una fe errada y equivocada. Lee con cuidado. “Esto también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos: Que habrá hombre amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes a los padres, ingratos, sin santidad, sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios, teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella: y a estos evita.” 2ª de Timoteo 3:1-5. Algunas causas de esta situación son las siguientes:

Complejos de superioridad. “Yo no soy cómo los demás,” “Yo logro lo que quiero,” “No sabes lo que soy capaz de hacer” ¿me entiendes verdad? Es el hecho de considerarte, de algún modo, superior a los demás, por algo que hiciste, por alguna posición o por poseer cierto sentido de personalidad que se ha desarrollado con tu carácter. Radica en el constante deseo de recordar quiénes son los demás en comparación contigo, y tener la necesidad de sobresalir en uno o varios aspectos, cueste lo que cueste y le pese a quien le pese.

Prestigio. Se refiere a la necesidad consumidora de ser reconocido. Insistir en que nada de los que haces sea pasado por alto y provocar que los demás se interesen por tus logros y sepan quién eres.

Poder. El uso indebido de la influencia es el principal objeto de este aspecto y consiste en querer controlar a otras personas y obligarlas a actuar a tu conveniencia. Las exhibiciones inapropiadas de poder son una especie de pecado destructivo y algo que Dios aborrece ver en sus hijos. “Seis cosas aborrece Jehová, y aún siente abomina su alma: los ojos altivos… y el que enciende rencillas entre los hermanos.” Proverbios 6:16,19.

Pacer (sexo). No el bueno y hermoso que Dios autoriza, sino el que va ligado al pensamiento de cubrir “mis necesidades,” es decir, lo que yo quiero y cuando yo lo quiero. Es el pecado que está más fuera de control y la Biblia lo define como deleite carnal, el cual daña la integridad física, mental y moral de las personas. Recuerda esto: es pecado y Dios pedirá cuentas por ello.

Dinero (confort). No es malo tener cosas, bienes o dinero. Lo malo esta en el momento que las cosas te poseen a ti. ¿Recuerdas el encuentro de Jesús con el joven rico? Lucas 18:18-24. Él no pudo seguir a Jesús porque tenía que renunciar a sus riquezas. En este caso el joven no era dueño de sus riquezas, sino que sus riquezas eran dueñas de él. Mira: “No os envanezcáis: Si se aumentare la hacienda, no pongáis el corazón en ella.” Salmos 62:10.

¿Tienes el control de tus metas? ¿O tus metas te controlan a ti?

Podemos hacer una larga lista, pero es necesario, tener la capacidad de ejercer dominio sobre uno mismo y los propios intereses sin contradecir la fe y la voluntad de Dios.

Recuerda que Dios está en primer lugar antes que cualquier proyecto, antes que cualquier deseo. No es justo que si la doctrina te advierte sobre algo que no te parece, no hagas caso y prefieras pasarlo por alto, o peor aún hables en contra de la fe. Evita el camino de la apostasía.

La gente que actúa sin tomar en cuenta a Dios, que es indiferente a la fe, es apóstata. La Biblia usa una palabra para designarlos: impíos. Como lo explica Salmos 36:1 “La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.”

Desafortunadamente este es el caso de muchas personas, las cuales creen en su propio instinto de superioridad y lo utilizan como un arma para lograr lo que quieren de la vida, sin importar lo que Dios diga al respecto. “Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas, y sus habitaciones para generación y generación; dan sus nombres a sus tierras. Más el hombre no permanecerá en honra; es semejante a las bestias que parecen. Este su camino es locura; con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. Como a rebaños que son conducidos al Seol, la muerte los pastoreará, y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada.” Salmos 49:11-14 (RV 60).

Lo mejor de todo es que rindas a Dios el control de tu vida. Tu carácter, tus logros, tus recursos, tus sentidos, tus sentimientos, emociones, metas, anhelos y deseos. Deja que Él ponga en orden todas tus intenciones y jamás permitirá que nada te falte. “Mozo fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan.” Salmos 37:25.

La apostasía en sí, consiste en una forma deliberada de pecar y justificar el pecado. Y Dios no quiere eso para sus hijos, ya que “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre y Él aprueba su camino.” Salmos 37:23. No hay nadie más. Porque “Así dice Jehová, Rey de Israel, y Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo el primero, y yo el postrero, y fuera de mi no hay Dios.” Isaías 44:6.

La apostasía es más que el rechazo a la fe. Es ser indiferente a lo que dice la Palabra de Dios, es no saber discernir correctamente entre el bien y el mal; la apostasía es sinónimo de lo que se conocía en la antigüedad como impiedad, la cual siempre ha existido, pero estos son los tiempos en que su influencia es más fuerte y más engañosa, y su número de adeptos va de aumento en aumento. Tú y yo, no estamos exentos. “Así que, el que piensa estar firme, mire no caiga.” 1ª Corintios 10:12.

¡Jesús está en las puertas! Y él busca el corazón y la rectitud. No los logros, las expectativas y posesiones. Mi consejo es este: “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, á la cual asimismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos. Que grande es el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo.” 1ª Timoteo 6:12,14.

Y no olvides, “…guarda lo que Dios te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo Amén.” 1ª Timoteo 6:20-21.

José Luis Navarrete Solórzano
 

No hay comentarios: