“Porque donde está vuestro tesoro allí también estará vuestro corazón.” Lucas 12:34.
Hoy por medio de este mensaje quiero dirigirme hacia ti para meditar un poco. Este articulo no consiste en hacer un enorme listado de versículos que solo se quede en líneas escritas, sino en que reflexionemos un poco sobre donde nos encontramos en ese mapa que nos guiara al principal propósito. Pero ante todo quiero empezar con una simple pregunta al tema: sin pensarlo mucho, responde ¿Cuál es la prioridad que tengo en mi vida? Entre tus respuestas tal vez estén la de conservar tu trabajo, la carrera profesional, la música, estar con tus amigos, practicar algún deporte, obtener un mejor puesto, etc. Todo esto suena bien ¿no? Pero en realidad te has puesto a pensar ¿Cuál es el valor que tiene esto delante de Dios? Nuestro Señor sabe del gran tesoro que posees en lo más profundo de tu corazón. Y con esto trato de decirte que dentro de ti se encuentra todo el valor del ser humano, los sentimientos y por lo tanto esto te impulsa a las metas que puedas tener o anhelar alcanzar. Sin embargo, ¿Cuánto tiempo le dedico a Dios?
A veces nos encaminamos a dedicarle gran tiempo a estas cosas que acercarnos más a Dios. Con esto no te digo que te olvides de tus actividades, sino que coloquemos a Dios en el nivel que merece. Porque desde el momento en que el hombre reconoce al Creador nos regala un nuevo tesoro, como dice en Ezequiel 36:26 “Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne.” Pero esto cubre una responsabilidad muy grande, ya que en nuestra vida actual el poder, el dinero y otras cosas vanas se han convertido en el tesoro de las gentes dejando a un lado lo que realmente importa y de mayor valor.
El hombre exterior se va desgastando conforme pasa el tiempo, pero lo interior se puede ir renovado día tras día, mirando las cosas que no se ven, es decir las joyas que cada quien tiene reservado dentro de sí, porque lo que se ve es temporal, más lo que no observamos es eterno.
Nuestro Señor Jesucristo nos dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso: ¿Quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” (Jeremías 17:9-10). Aquí leemos lo que es de suma importancia de parte de nosotros hacia el Creador. Entonces es necesario que sobre toda cosa guardemos nuestro corazón de las cosas que no traen beneficio y siguiendo siempre la recta trayectoria, pues de él mana la vida. En la actualidad podemos observar tantas cosas que nos sorprenden por la pérdida de los valores en el ser humano y que ha generado enormes consecuencias como son la violencia, los actos inhumanos, la mentira, corrupción, sodomía y la frialdad. Como dice en Mateo 15:18-19 “Más lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicarios, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.”
Nuestro Señor solo quiere que conservemos ese tesoro con delicados cuidados, escogiendo lo que almacenamos y lo que es necesario que desechemos, para llegar a ser el hombre que del buen tesoro de su corazón pueda sacar buenas cosas. Aunque ¿Por qué hacer todo eso? ¿Por qué orientar por este camino a nuestro corazón? Bueno, fácilmente se puede hacer el mal, pero nada ganarías. Así que Él te ha escogido para algo especial y sublime y que por medio de las sagradas escrituras nos habla con tiernas palabras diciendo: “hijo mío, si tu corazón fuere sabio, también a mí se me alegrara el corazón” (Proverbios 23:15) algo divinamente hermoso que nos invita a renovar y conducirnos por el buen andar diariamente.
¿Aún no te has convencido?
Mira, cuando tenemos la confianza de que algo está bajo control, nuestro corazón conoce la calma y la seguridad. En este caso El Salvador es el que se está encargando de restaurar tu interior. Sin embargo, para esto, es necesario que le permitas entrar. Ya está en las puertas y te ha llamado. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; y si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20).
Además de su misericordia y amor incomparable, nos muestra grandes promesas que son especiales para ti como la mencionaba en Mateo 5:8 “Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán a Dios” y también para hacer que los que le aman tengan su heredad y que Él llene sus corazones. No desaprovechemos la oportunidad que nos ha dado de conocerlo y de saber que Él es el Dios al cual debes permitir que more cerca de ti.
En este camino se pueden presentar diversas situaciones o cosas que te puedan atraer y que nos impidan llegar al punto primordial; por eso es necesario que contemos con las herramientas indispensables:
1. Ocúpate de la doctrina, para que no te llegues a extraviar del camino.
2. Ten cuidado de ti mismo, ya que a veces somos nosotros mismos quienes ponemos tropiezo a nuestros pies.
3. No des importancia a comentarios o situaciones que te perjudiquen. Pueden desalentarte en tu camino.
4. Identifícate como buen cristiano y con amor al prójimo. Clave importante para seguir en el trayecto.
5. Disfruta de tu existencia y de las bendiciones de Dios sin olvidar la manifestación del buen ejemplo para los fieles en santidad y pureza.
6. Después de meditar conecta tus pensamientos con la acción.
Ahora después de cavar un momento en la reflexión, nos encontramos en tu interior, listo para guardar y conservar todo lo bueno, todo lo puro en ese gran tesoro por medio de la fe en Jesús porque cuanto más de Cristo tenemos en nuestros corazones, menos espacio tenemos para nosotros mismos.
El tiempo es ahora para ofrecerle nuestro tesoro a Cristo, ocupándonos en los negocios del Padre. Recuerda que debemos estar consientes en lo que Él quiere de ti y en la brevedad de la vida para dedicar tus días a la búsqueda de un corazón sabio que comienza con el conocimiento de Dios y el temor del Señor. Además de un gran esfuerzo para cambiar aquellos aspectos que nos pueden conducir a una sobredosis de la vanidad en nuestra sociedad.
Cree en que lo mejor que puedes hacer es dedicar todo lo que haces, todos tus pensamientos, todos tus planes y tus aptitudes a Dios y lo demás con amor seguro te lo dará. Porque “Del hombre son las disposiciones del corazón, más de Jehová la respuesta de la lengua” (Proverbios 16:1) y no te olvides de que esas joyas indiquen el gran interés por lo que Él representa en ti más que por lo que podamos recibir de Dios. Él es como un gran tesoro escondido, que cuando lo encontramos se vuelve parte integral en nosotros mismos, y que al momento de haber recibido del conocimiento suyo, se vuelve suavidad al alma y medicina a los huesos, dándole forma y sentido a nuestra conducta y nuestra vida plena.
Ahora nos queda dar por gracia lo que por gracia hemos recibido y esto no se logra con solo palabras sino con un corazón purificado, contrito y sencillo, sin falsedad ni engaños, lleno de verdad y de agradecimiento ya que un corazón sin Dios, es un corazón sin amor. Y así se alegrará tu interior, porque en su santo nombre has confiado.
Entonces te darás cuenta que el tesoro de tu corazón siempre estuvo ahí desde el momento en que te formó y te escogió y fue Tu Salvador el gran tesoro de mayor valor siendo ahora tu responsabilidad de cultivar lo grato en la vida, aprendiendo a ser útil para Dios “Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.”
Rubí Isela Gutiérrez López
San Pedro, Nuevo León
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